La situación generada por el caso Marset es “la crisis política más importante que atravesó el gobierno, que nada más y nada menos se lleva dos ministros, un subsecretario, y la segunda o tercera persona más cercana al presidente, que era bastante más que un asesor contratado en términos de comunicación”, señaló el director de la consultora Factum, Eduardo Bottinelli, en INFO 24.
Bottinelli indicó que “hay algo que queda de la conferencia de prensa (del presidente Luis Lacalle el sábado de noche) dando vueltas: es cómo, si (el publicista Roberto Lafluf) es un asesor en comunicación, tiene las facultades y el poder de convocar al subsecretario a una reunión para plantear una estrategia política”.
Recalcó que “ahí hay algún tipo de dudas sobre cuál era el rol en definitiva; no es lo mismo una estrategia comunicacional donde haya responsables políticos en la reunión, que quien está en la reunión es solamente el asesor de comunicación; porque si está solamente el asesor de comunicación, quiere decir que tenía facultades al menos delegadas de decisión política”, razonó.
Puntualizó que “la situación es tan grave que ameritó -y hay un reconocimiento incluso de una parte importante de lo sucedido- la inmediata renuncia del canciller (Francisco) Bustillo”.
“Eso despeja dudas sobre si era real o no (lo denunciado por Carolina Ache), sobre si las conversaciones son editadas o no; son editadas pero el contenido termina siendo detonante para que renuncie el canciller; y después vienen las otras renuncias”.
Acerca de lo declarado por Lacalle el sábado, el sociólogo evaluó que “es esperable en cualquier crisis de un gobierno tratar de minimizarla, y eso ha sido una constante en el gobierno”.
En torno a “si está bien dado o no el pasaporte a (Sebastián) Marset”, Lacalle declaró “queriendo dejar fuera de toda duda que lo que desata esto es algo que no es responsabilidad del gobierno, y ahí lo que hace es minimizar la responsabilidad del gobierno”.
Al preguntársele si la situación generada a partir de la denuncia de Ache representa una crisis institucional, el columnista respondió que “no” y exhortó a “tener cuidado con el uso de las palabras”.
“Porque así como se está usando algunos conceptos para todo, desde el de populismo para lo que venga, el de ultraderecha para lo que venga o de ultraizquierda para lo que venga, hay que tener cuidado cuando se usa la palabra crisis institucional porque puede minimizar lo que es realmente una crisis institucional”, alertó.
Remarcó que “hay una crisis política muy fuerte, hay una crisis de gobierno importante”, pero aun así “en definitiva las instituciones son las que están funcionando, es decir el presidente sigue en ejercicio, acepta las renuncias, el tema sigue en la justicia”.
Reiteró que “esto es grave desde el punto de vista político, es grave si se comprueba que hubo delito, pero si se comprueba que hubo delito es porque está funcionando la institucionalidad”.
Por otro lado, Bottinelli observa “una especie de incongruencia importante” en las expresiones de los dirigentes blancos referidas a la actuación de Lacalle: “o el presidente tomó decisiones o el presidente aceptó renuncias, que no es lo mismo, ahí hay algo que no queda claro en la explicación pública; si el presidente tomó decisiones es porque pidió las renuncias o porque destituyó”.