El grupo "Jacarandá-Cultura de Memoria", está realizando una exposición, una muestra colectiva denominada "Presencias ausentes" y en ese marco, la integrante del colectivo, Rosana Franco, dialogó este viernes con Nada Que Perder de M24.
El colectivo está integrado por quienes fueron niños y adolescentes durante el terrorismo de Estado que se perpetró en la dictadura civil-militar en Uruguay entre 1973 y 1985, no excluyente, que reúne a muchos artistas, aunque no sólo.
El interés de "rescatar la memoria" por parte de la segunda generación de las víctimas se expresa en una muestra que relata "la ausencia de la historia oficial que falta, la de las infancias y adolescencias que han sido invisibles, luego de 40 años de democracia; sentimos que son relatos importantes, necesarios, que se conozcan, fundamentalmente para dar garantía de no repetición".
Esta muestra surgió como una propuesta de mujeres contando sus infancias, "pequeños relatos de momentos atravesados por el terrorismo de Estado".
"Este golpe ha dejado huellas muy profundas en nuestra sociedad. Visibilizar como generación, somos muchísimos los que directamente o indirectamente fuimos afectados por el terrorismo de Estado, unos más, otros menos. Este relato, presencias ausentes, cuenta la historia de siete mujeres, siete niñas, siete muñecas que fueron atravesadas por el terrorismo de Estado", explicó.
Se eligió una muñeca como objeto traído de "esas infancias". "Algunas mujeres sí conservan su muñeca y hacen parte de esta muestra y desde ahí empezamos a ver qué relato queríamos contar, qué sentíamos que era importante transmitir. Qué no sanaba y nos acercaba. Estas muñecas representan diferentes infancias. Una de las muñecas está vestida de escolar, cuenta el insilio que a raíz de que su familia fue perseguida, su tía presa política, se van a vivir a Artigas y viven ese relato que todavía no se cuenta, el insilio, el vivir puertas adentro, con miedo, sin poder contar quiénes eran, el miedo de los vecinos", narró Franco.
A este relato se suma el de Loreley, que cuenta una historia de abuso sexual a una niña de ocho años en un allanamiento de las Fuerzas Conjuntas. "Hizo su muñeca. Es una muñeca que está llena de no. Porque se acuerda que ella dijo no, no, no. Es un relato muy duro. Es una muñeca de trapo, muy tierna", añadió emocionada.
Franco contó que en su relato, a través de una muñeca de trapo, se trata de de su pasaje por la cárcel del Penal de Libertad ya que su padre estuvo preso entre sus tres y once años de edad. "Me di cuenta que había crecido con armas a la altura de la vista y la sensación de estar siempre en la mira. Andaba por la calle, veía al Ejército y sentía terror, quería ser invisible, porque la sensación era que sabían quién era yo", describió.
La muestra, que se inaugura este viernes en la Casa Cultural de Punta del Diablo a las 19:30 horas, estará hasta el 18 de febrero, luego irá hasta Castillos del 21 al 23 del mismo mes, en el parque público de la localidad.