Ante un universo salarial muy heterogéneo que además perdió poder de compra en general e incrementó sus diferencias en el quinquenio, un cuarto gobierno frentista debería orientar su política salarial hacia la lógica aplicada “en el periodo de Pepe Mujica”, cuando “además de garantizar las condiciones mínimas de Consejos de Salarios” se introdujo “un plus para salarios sumergidos”, señaló el economista y exministro Daniel Olesker en su columna quincenal en INFO 24.
Olesker explicó primero que “el salario mínimo inter-profesional o inter-rama que se paga en el sector privado anda en el entorno de los 28 o 29.000 pesos, o sea 30% por encima del Salario Mínimo legal”.
Luego evaluó que este dato es “importante en dos perspectivas” y la más inmediata es que “efectivamente todavía tenemos ramas de actividad con salarios mínimos bajos, porque acá están buena parte -si los llevamos a salarios líquidos- de los ‘veinticincomilpesistas’”.
Englobados en esta categoría informal, se registra “mucha presencia del sector comercio, del sector servicios” y “mucha presencia (…) de mujeres, de jóvenes y de trabajadores del interior del país”.
Después indicó que “la segunda conclusión” de aquello es que “la perspectiva de la negociación colectiva en general, que es sindical pero también de lineamientos públicos, permite elevar” los niveles salariales básicos, y por ende subsiguientes, por rama y categoría.
A partir de ambos elementos, el exministro de Desarrollo y de Salud destacó “una tercera cuestión”, y remite a que “es necesario pensar que la política salarial debe privilegiar estos sectores”; esto significa que “no podemos pensar en que de aquí para adelante es lo mismo”.
Lo ejemplificó recordando “el segundo periodo de gobierno” del Frente Amplio, cuando “en la cuarta y en la quinta ronda de Consejos de Salarios se decidió que nadie puede perder salario, o sea no puede haber más U en el país, nadie debe perder salarios”.
Ello implica que “la inflación debe estar garantida para todos porque el salario es una base del consumo de las familias, pero para algunos es imprescindible una recuperación salarial más acelerada”, resaltó.
“En ese sentido (…) en el periodo de Pepe Mujica había, además de garantizar las condiciones mínimas de Consejos de Salarios, un plus para salarios sumergidos; y lo que demostraron los datos es que la desigualdad salarial entre la cuarta y la quinta ronda -una en 2011, otra en 2013- redujo la desigualdad entre los asalariados de manera relevante”, resultado confirmado además por “el Índice de Gini”.