Todos los presidenciables que habían sido ungidos como tales por los jefes de gobierno entre 1989 y 2009 perdieron las internas o bien las ganaron pero fueron derrotados en las nacionales, dijo el director periodístico de M24, Nelson Cesin, en Nada Que Perder.
Cesin ve que “la campaña de (Álvaro) Delgado adolece de cinco problemas centrales: el primero es el candidato, que carece de magnetismo y liderazgo; el segundo es la elección de la fórmula presidencial con (Valeria) Ripoll; el tercero es la estrategia de campaña; el cuarto son los temas de gestión del gobierno, que están incidiendo sobremanera; y el quinto tiene que ver con antecedentes históricos negativos de los delfines de presidentes”.
El primero de esos cinco antecedentes remite al “año 89, en el primer gobierno de (Julio María) Sanguinetti”, quien “pone el dedo en (Enrique) Tarigo, que pierde con Jorge Batlle en la interna y gana el gobierno (Luis Alberto) Lacalle (Herrera)”.
El segundo lleva al año “94: Lacalle saliendo del gobierno pone el dedo en Juan Andrés Ramírez como su delfín y la interna de los blancos ese año la gana (Alberto) Volonté; o sea, el delfín pierde y termina siendo gobierno Sanguinetti, el segundo periodo”.
“Sanguinetti, después que termina ese gobierno pone el dedo en (Luis) Hierro López, año 99; ¿quién gana? Jorge Batlle; o sea, vuelve a perder el delfín del presidente”, tercera vez consecutiva.
El cuarto ejemplo refiere al año 2009, cuando “Tabaré Vázquez pone el dedo en (Danilo) Astori como su delfín; ¿quién termina ganando la interna y luego la Presidencia? (José) Mujica”, reseñó el periodista; “entonces hay un largo historial del 85 para acá que marca que a los delfines del presidente nunca les fue bien”.
En este 2024, “que el candidato no tiene llegada a las masas lo reconoce el propio candidato en un spot”, resumió Cesin acerca del perfil del exsecretario de la Presidencia como postulante.