“La opción no está en elegir entre usar o no la IA, sino en cómo se va a instrumentar y como empoderarse de la herramienta”, reflexionó el economista.
La inteligencia artificial (IA) puede afectar al trabajo tanto de forma positiva como negativa. Se puede utilizar para automatizar tareas rutinarias, para mejorar la productividad, pero también hay quienes advierten que es una amenaza que podría generar pérdida de empleos y necesidad de nuevas habilidades y conocimientos.
El Instituto Cuesta Duarte realiza un seguimiento para medir los impactos y las consecuencias de su utilización en el mundo del trabajo. El economista del instituto, Pablo da Rocha, reconoció en entrevista con Nada que Perder que la IA “desafía mucho más que a los trabajadores” y que la llegada de esta herramienta tiene la misma trascendencia que cuando la humanidad comenzó a tener el control del fuego.
“Es un impacto cultural que trasciende el mundo del trabajo, porque es donde se potencia mucho más su relevancia”, subrayó. En tal sentido, explicó que existe una diferenciación entre los procesos de automatización, cuando un dispositivo hace el trabajo que antes realizaba una persona en tareas repetitivas, y la IA, que es “otro tipo de herramienta” que no automatiza, sino que emula el comportamiento del ser humano.
“Existe la posibilidad de que la automatización esté potenciada con IA y es donde adquiere mayor relevancia. El radio de riesgo que tenía la automatización era limitado a tareas repetitivas y de baja calificación; hoy la IA tiene un potencial tan alto que logra, incluso, emular a una persona, lo que ha crecido de manera exponencial”, explicó el economista.
Según subrayó el entrevistado, esto implica que el radio de riesgo que supone la IA trasciende a los empleos de baja calificación y comienza a contraponerse con los trabajos de alta calificación, más aún cuando la automatización se potencia con IA. “Esto tiene el riesgo de la sustitución, pero también presenta la ventaja de mejorar la productividad”, sostuvo.
“La opción no está en elegir entre usar o no la IA, sino en cómo se va a instrumentar y como empoderarse de la herramienta”, reflexionó el economista. Desde su óptica, la problemática tiene distintas derivaciones y el ámbito para resolver este asunto son los Consejos de Salarios.
Por último, afirmó que el ritmo con el que ha avanzado esta “revolución” la distingue de otras revoluciones industriales, donde se perdían puestos de trabajo, pero “se creaban más de los que se perdían”. “Hoy los ritmos y las dinámicas son otros”, indicó.