Violencia en las escuelas: especialistas alertan sobre la pérdida de límites y el deterioro social

Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS

El psicoanalista Jorge Bafico opinó que los ataques en escuelas son una “micro escena de la época”, en la que “la palabra está devaluada y la violencia, el reclamo y la descarga pulsional aparecen en primer plano”.

Tras los recientes episodios de violencia en escuelas de Montevideo, distintos especialistas y referentes educativos coincidieron en que los hechos reflejan un deterioro más profundo del entramado social y la necesidad de respuestas integrales. 

El Desde Adentro, del periodista Diego Martini para Nada que perder, recogió las voces del psicoanalista Jorge Bafico, el docente de filosofía Pablo Romero y la secretaria general de la Asociación de Maestros del Uruguay (Ademu), Paola López.

Bafico planteó que los hechos recientes no deben entenderse como un aumento de la violencia en sí misma, sino como una pérdida de límites sociales. Según expresó, “no es que haya más violencia ahora que antes”, sino que se observa “una violencia un poco desenfrenada sin falta de límites”. 

Para el psicoanalista, la conformación de grupos que actúan colectivamente potencia las conductas agresivas y evidencia “una violencia sin límite, la violencia desenfrenada, la violencia no simbolizada en ningún punto”.

El especialista explicó que la institución escolar, tradicionalmente mediadora de conflictos, ya no logra cumplir ese rol. “La escuela funcionaba como un espacio de controlar los impulsos y mediatizarlos, pero hoy no lo puede hacer”, sostuvo. A su juicio, esto responde a un “orden simbólico totalmente agujereado”, en el que los discursos y las normas pierden valor y se imponen las acciones directas.

Bafico también vinculó la violencia actual con una desvalorización de la palabra y la emergencia de figuras autoritarias. “No parece casual que en el tiempo donde lo simbólico está en cuestionamiento aparezcan estas figuras desde lo imaginario donde dicen cómo gozar, cómo hacer las cosas”, indicó. Consideró que los ataques en escuelas son una “micro escena de la época”, en la que “la palabra está devaluada y la violencia, el reclamo y la descarga pulsional aparecen en primer plano”.

Por su parte, Pablo Romero, docente de filosofía, advirtió que la violencia en los centros educativos es una manifestación del deterioro del pacto social. “Tenemos una sociedad que cada vez más seguido está resolviendo las diferencias de manera violenta”, dijo y añadió que esa tendencia “ha comenzado a estallar también en instituciones educativas”. 

Asimismo, recordó que la escuela, antes considerada un espacio de respeto, se ha convertido en “escenario de agresiones, particularmente hacia las maestras”.

Romero alertó sobre el riesgo de normalizar este tipo de hechos y afirmó: “Hemos cruzado una línea y debemos actuar con firmeza”. A su entender, se necesitan equipos interdisciplinarios y marcos legales que protejan tanto a los docentes como a los centros. 

“Debe comenzarse a proyectarse en el plano legal una protección especial hacia los educadores y los espacios físicos de las instituciones educativas”, propuso.

El docente subrayó que las respuestas a mediano y largo plazo deben ser educativas y sociales. En esa línea, planteó fortalecer los equipos multidisciplinarios y ampliar la participación de instituciones como Udelar y el Mides para abordar las causas de la violencia.

Romero advirtió además sobre las consecuencias de no actuar a tiempo. “Tenemos síntomas de un riesgo en relación al resquebrajamiento del pacto social y lo que viene luego siempre ha sido el surgimiento de sociedades autoritarias”, sostuvo, y añadió que aún existe margen para revertir esa tendencia mediante políticas educativas sostenidas.

Desde el ámbito sindical, Paola López, secretaria general de Ademu, señaló que los hechos recientes marcaron “un antes y un después, un punto de inflexión en las características de los hechos de violencia" que hasta ahora se habían registrado en las escuelas. 

Consideró que la respuesta estatal sigue siendo “insuficiente en el sentido de garantizar efectivamente” la seguridad de docentes y estudiantes, y reclamó medidas estructurales sostenidas en el tiempo.

López advirtió que el deterioro social se refleja en las aulas y que la falta de inversión agrava las condiciones de trabajo. “Las situaciones y las condiciones laborales, y la capacidad de aprendizaje de las niñas y niños, se vienen afectando por esta falta de presupuesto y de inversión en educación desde hace largo tiempo”, señaló. A su entender, las escuelas están absorbiendo las consecuencias de políticas sociales insuficientes.

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