La pereza es un hábito peligrosísimo, y por eso hay que saber controlarla y erradicarla. Acá lo intentamos, sin éxito, pero lo intentamos.
La pereza es un hábito peligrosísimo, y por eso hay que saber controlarla y erradicarla. Acá lo intentamos, sin éxito, pero lo intentamos.