CANCIONES PARA LIMPIAR LA CASA

Imagen: Captura videoclip I want to break free / Queen

Hola. Buenos días, cómo estás? Cómo has amanecido hoy? cómo tenes la casa? Mejor dicho, ¿Cómo está tu casa? No quiero decir con esto que las casas tenga vida separada de nosotros, pero podríamos decir que a veces pareciera que la casa cobrara vida y nos hablara. A veces como diciendo: límpiame…limpiame…otras veces es más como, abrite una ventana, pasate una escobita, tendé la cama…una vez sola te pido…

Cuando se llega a este momento la cosa se pone difícil porque todas las señales indican que el límite de mugre y desorden ha llegado a su top, a su máximo y que hay que hacer algo. Pero hay una ruta lógica de sucesos causales que genera esto, que quienes son obsesivos de la limpieza y el orden, jamás entenderán: y es que si la casa llegó a estar como está, es porque claramente no he tenido la fuerza de voluntad de afrontar la engorrosa tarea de limpiarla. Y los obse te dicen: ah pero limpias una vez y mantenes, no es difícil. Claro amor, pero el tema es que no lo estaría haciendo. Podré limpiar una vez, si. Pero jamás podré mantener, y esa es la regla básica de los de mi equipo. Acumular, acumular, acumular hasta que la sensación de derrumbe y desidia, tiñe la casa de todos los principios radicalmente anti feng-shui del universo, y casi como con una urgencia psicológica, me dispongo a limpiar. Esa especie de mecanismo esencialmente bipolar de relación con la casa, tiene lo suyo. Porque el día en que se limpia, la cosa es radical. Y los elementos del feng shui se preparan como para jugar la final del mundo, porque saben que hay laburo por hacer, y que va a ser intenso. Entonces es como si en vez de ventilar la casa para que corra aire, entrarán vientos huracanados que revuelcan la energía por cada recoveco, por cada rincón. El agua fluye y corre, salpicando las paredes y deslizándose como cascadas de los trapos enjabonados. Las sabanas volando por los aires guiñándole las fundas a las alfombras golpeadas en las paredes, el humo de un sahumerio frutal mezclado con los mil productos para cada cosa, desengrasante, desinfectante, anti grasa, lavandina, aromatizante, pulidos, baño, cocina, living, comedor…el ruido del tambor girando, centrifugando toda la fuerza del universo que parecería concentrarse en mi lavarropas. Y yo sabiendo que está todo bien, que estoy haciendo lo correcto. Que si siempre fuera así sería más feliz, mejor persona. Si me dejara de triangular con el desorden, y acepta que la casa sos vos y yo. Vos, mi casa. Si no cuesta nada, si es un ratito. Respiro profundo y siento un frio helado en la nuca, de una corriente que viene del patio y el perfume de algo futuro, de ilusión y ganas de seguir viviendo aventuras. Confiando, eso. Confiando.

Sigo con ambición de más y hasta pienso locuras como ordenar todo el ropero y regalar ropa, y vaciar cajones o regalar libros, me calmo. Se que cuando me canse, todo se va a volver oscuro si hago eso. y sin perder esa frescura de sol en la ventana, me acerco al reproductor de música, para subir el volumen de esa canción que amo, y con la que sin ella limpiar no tendría ningún sentido…

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