El exdirector Nacional de Identificación Civil Ruben Amato señaló en Nada Que Perder que respetando la normativa “había formas no sé si de no entregar el pasaporte” al narcotraficante Sebastián Marset “pero sí de demorarlo hasta tomar conocimiento de realmente cuál era la situación que estaba atravesando Marset”.
Amato puntualizó en primera instancia que “la entrega del pasaporte no es discrecional de la administración porque podría considerarse que dejar a una persona sin el documento de viaje, y anclado en algún país, podría llegar a tener un ataque a los derechos individuales o a los derechos humanos de la persona”.
Sin embargo, “el decreto (vigente al respecto) tan conversado y que parece” que es el origen “de todos los males, establecía una posibilidad directa de entregar ese documento si era necesario para que las autoridades judiciales de Dubái lo dejaran salir de su reclusión; esto es lo establecido en el artículo 34 del decreto”.
“Es un válido por un solo viaje, es decir se le entrega ese documento con el cual no puede circular por el mundo sino regresar a la República, y después, en la República, se vería si se hacía el trámite de pasaporte con todo el tiempo que lleva”.