El medicamento, denominado Sana y por el que Eolo Pharma recibió el premio Nova de oro, busca tratar la obesidad y la diabetes tipo 2 mediante un mecanismo diferente al de los tratamientos existentes.
La empresa uruguaya Eolo Pharma, surgida del trabajo conjunto entre el Instituto Pasteur de Montevideo y la Universidad de la República (Udelar), desarrolló el primer fármaco creado íntegramente en Sudamérica que llega a fase clínica en humanos.
El medicamento, denominado Sana (MBD-1) y por el que recibió el premio Nova de oro, busca tratar la obesidad y la diabetes tipo 2 mediante un mecanismo diferente al de los tratamientos existentes.
El investigador Carlos Escande, integrante del equipo científico, explicó a Nada que perder que el fármaco “es una molécula” que se desarrolló “íntegramente desde Uruguay”. Según indicó, este avance “constituye un hito”, ya que es el primer fármaco que se desarrolla completamente en Sudamérica y llega a fases clínicas.
La primera etapa de ensayos, que ya se realizó en Australia, evaluó la seguridad y tolerancia del compuesto, además de mostrar “evidencias preliminares de que puede llegar a funcionar en personas con obesidad”.
Escande detalló que el proyecto comenzó como una línea de investigación básica financiada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC).
“Durante años estudiábamos propiedades de diferentes compuestos en modelos celulares y animales”, señaló. Fue en ese proceso cuando el equipo identificó “una serie de moléculas novedosas” con potencial de innovación y decidió avanzar en su patentamiento.
El desarrollo de Sana se consolidó como una startup incubada en el Instituto Pasteur, con apoyo público y capitales privados. “Durante todo ese tiempo tuvimos financiación específica de la ANII”, recordó Escande, a la vez que explicó que la propiedad intelectual de las patentes pertenece tanto a la Udelar como al Pasteur, lo que implica que, si el fármaco llega al mercado, “las instituciones van a recibir fondos, ya sea por regalías o por derechos de uso”.
Por su parte, Pía Garat, directora ejecutiva de Eolo Pharma, destacó en una entrevista la relevancia del avance científico alcanzado desde Uruguay. “Desde Uruguay estamos poniendo este granito de arena en ser pioneros”, afirmó.
La investigadora explicó que el medicamento actúa de manera distinta a los fármacos inyectables existentes, como los que inhiben el apetito. “Va directamente al tejido adiposo, normalmente abdominal, y hace que ese exceso de energía o ese exceso de grasa se libere en forma de calor”, señaló. Según precisó, el proceso se basa en un fenómeno conocido como termogénesis, que estimula la quema de grasas a nivel metabólico.
Escande, en tanto, resaltó el papel de las instituciones en la posibilidad de llevar adelante este desarrollo. “Nos permitieron realizar los procesos de patentamiento y conseguir fondos privados tanto nacionales como internacionales”, indicó.
Ese apoyo posibilitó el salto desde la investigación académica hacia la innovación tecnológica, y permitió que Eolo Pharma obtuviera aprobación internacional para iniciar los ensayos clínicos.
El investigador enfatizó que el caso de Sana demuestra cómo la inversión sostenida en ciencia básica puede derivar en innovación aplicada. “La ciencia puede generar innovación y está buenísimo, [...] pero también hay que entender que para que estas cosas pasen se tiene que seguir invirtiendo en ciencia básica y en educación a todos los niveles”, afirmó.
Tanto Escande como Garat coincidieron en que el proceso, que lleva más de 15 años de trabajo, es fruto de una articulación constante entre el Estado, la academia y el sector privado. Eolo Pharma planea continuar con las próximas fases clínicas y, de obtener resultados positivos, asociarse con un laboratorio internacional para avanzar en su producción.