El cambio climático está a la vuelta de la esquina, los cambios por hacer necesitan una política de largo plazo y el Estado tiene que tomar parte, dijo Mujica

En su espacio de reflexiones en M24 el expresidente José Mujica explicó las razones de su apoyo a la reciente aprobación en el Parlamento de un Proyecto de Ley que limita las tierras disponibles para el rubro forestal.

A Mujica le “extraña mucho que en estos días, por una votación en el Parlamento en la que coincidimos con Cabildo Abierto, nadie vino a preguntarnos por qué, cuáles fueron las razones” y éstas “responden a visiones no necesariamente homólogas, pero coinciden en el punto”.

En esa dirección se refirió a “la forestación”, cuyo “saldo positivo es incuestionable” para nuestro país, valoró. Y añadió que si “por forestación se entiende, ridículamente, que es producir materia prima para hacer celulosa, si el concepto se reduce a eso, estamos cumplidos para la capacidad industrial que tiene hoy y que va a tener por unos años el país”.

Pero ese no es el caso, puntualizó el exmandatario, porque “creemos que el concepto de forestación es mucho más vasto y que llegado a este escalón, el Uruguay se merece una discusión profunda, con tiempo, y después hará lo que su mayoría diga.

Pero debe hacer esa discusión, de carácter estratégico, porque en tiempos de cambio climático el Uruguay debe empezar a luchar por conciliar la vaca con el árbol, por varias razones. Es un craso error apostar a un rubro solo, la seguridad en este mundo no existe” sino apenas “existe la seguridad relativa (…) de diversificarnos”.

“Lo que se nos viene encima es cómo mitigamos el cambio climático”, un desafío que “el mundo arreglará o no y eso está fuera de nuestras fuerzas; lo que nosotros tenemos que arreglar es tener una ganadería que sea posible si somos capaces de ambientarla”; o sea, “aprender eso que se llama silvo-pastoreo (…) porque hay anuncios y realidades que son escalofriantes”.

“Creemos que el Estado se tiene que poner, para incrementar y dar beneficios, experimentar, desarrollar ciencia en el silvo-pastoreo, y eso tal vez necesita una discusión. Ese es el tipo de bosques que empezamos a necesitar, el que ampare a las vacas y no que las desplace. Necesitamos una simbiosis entre el árbol y la carne y tenemos que entenderlo porque esto es lo que se nos viene encima y queremos un discusión nacional de eso; y queremos que el Parlamento el año que viene discuta estas cosas”, propuso. “El cerno es amparar a la ganadería y sacar rédito en la producción de madera aserrable de calidad; hay productores en Uruguay que lo están haciendo (…) es posible y es necesario porque es una diversificación de rubros forestales; pero además hay que abrir puertas a otra forestación”. “Por esto decidimos apoyar este Proyecto, porque para producir materia prima para la celulosa, entendemos que alcanza y sobra con las tierras de prioridad forestal, es suficiente” y “nosotros no deberíamos sacrificar la productividad de los suelos ganaderos así como así, tenemos que encontrar la forma de que sea viable la coexistencia de la madera con la vaca y el pasto, porque el cambio climático está a la vuelta de la esquina y los cambios que hay que hacer no se pueden instrumentar en un año o dos, necesitan una política de largo plazo y el Estado tiene que tomar parte”. “Por otro lado”, apuntó el líder del MPP, “se hacen fantasmas con la propiedad” pero sucede que “cuando compramos un pedazo de tierra, compramos el uso de la tierra, porque sencillamente nosotros nos vamos y la tierra queda (…) para las generaciones que nos van a suceder. No podemos, porque seamos propietarios, darnos el lujo de hacer lo que se nos antoje, no podemos destrozar ese bien natural; por el contrario, nuestro deber es legárselo a las generaciones que vienen en las mejores condiciones posibles. El hombre, por ignorancia e interés ha hecho muchísimas barbaridades, es hora de parar (…) porque los bienes no son infinitos, están limitados y solo con la inteligencia podemos sacar provecho de los bienes y no destrozar potencialmente ese escenario de la Naturaleza que nos ha permitido vivir hasta acá. Entonces, la propiedad de la tierra es una propiedad de uso. Ningún gobierno tiene la obligación o el tupé de decirle a la gente lo que tiene que hacer; lo que tiene que tener es la posibilidad de decirle lo que no tiene que hacer, para destrozar un bien que va a quedar”. “Hay una responsabilidad que es pública y que la tenemos que pensar”.

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