La doctora en Ciencia Política, Verónica Pérez, valoró como “exitosa” la campaña pro referéndum y enumeró variadas razones por las que significó un “desafío importante” para sus organizadores
Este jueves la Comisión Nacional Pro Referéndum presentó 797.261 firmas a la Corte Electoral luego de una larga campaña de recolección con el cometido de habilitar una consulta popular sobre 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Para hablar sobre lo que esto significa para el futuro político del país, la doctora en Ciencia Política y profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de la República (UdelaR), Verónica Pérez estuvo en Mejor Hablar de M24. La campaña pro referéndum fue “exitosa” pero significó un “desafío importante” para sus organizadores, expresó.
Aunque la Corte Electoral aún debe contar y aprobar las firmas, “va a ocurrir” aseguró Pérez, y dijo que como consecuencia “va a obligar al gobierno a defender esta ley que se votó en muy poco tiempo”. Esto implicaría un reto “comunicacional y también organizativo para los integrantes de la coalición”, agregó.
La doctora especula que: “probablemente lo que veamos en los próximos meses sea una polarización mayor entre gobierno y oposición” en torno al referéndum. “La LUC es una pata fundamental del programa del gobierno y así fue presentada”, aseguró y explicó que la aprobación temprana de la misma en el período actual se realizó porque era “más probable que todos los integrantes de la coalición estuviesen más unidos”.
Pérez manifestó tres motivos por los que la recolección de firmas significó un desafío, principalmente en el ámbito organizativo. En primer lugar, para conseguir que la Corte Electoral apruebe el referéndum se deben recolectar las firmas de un 25% del padrón electoral, unas 670.000 personas. Pero, la experta explicó que para el procedimiento de aprobación se toma en cuenta el número efectivo de personas en el padrón electoral, lo que dificulta la tarea, ya que “en las elecciones vota el 90%, no el 100%” de los habilitados, dijo. Pérez calificó de “alto” al umbral de adherencia que exige la legislación uruguaya para convocar a este tipo de instancias.
Otro de los desafíos que expuso la doctora fue el contexto en el que se realizó la campaña. La pandemia trae como consecuencia una reducción de la movilidad y, según expresó, algunos de los centros clave para buscar adhesiones están cerrados, “como las facultades”, ejemplificó. Por último, Pérez identificó otro desafío para la Comisión Nacional Pro Referéndum en las características de la LUC porque es una ley que “incluye artículos de muy diversas temáticas” y es “muy amplia”, dijo.
Para Pérez, esta fue una campaña que sorprendió con su número final de firmas, y que, además, tuvo la capacidad “para organizar gente e ir a buscar las firmas individualmente”, dijo.
Con respecto a la característica intersocial del movimiento que llevó a cabo la recolección de firmas, Pérez manifestó que “no es una novedad en Uruguay, sino que es parte de un patrón organizativo, de vínculos y articulación entre la izquierda y los sectores populares”. Trajo los ejemplos de la ley de despenalización del aborto, la ley trans y la ley de matrimonio igualitario para explicar que la articulación de movimientos sociales es algo que se ve desde hace algunos años en nuestro país.
De esto se desprende el papel que jugó el Frente Amplio (FA) en la campaña, en donde hubo una discusión interna para luego decidir adherirse, según dijo Pérez. La experta explicó que el FA es una fuerza política a la que se clasifica como “partido orgánico de masas”, por lo que mantiene vínculos “informales” con los movimientos sociales y mientras estos siguen siendo autónomos tienen influencia en el partido.
Aunque desde el mismo FA se ha reconocido cierto alejamiento de las bases populares con las que nació, Pérez asegura que “es difícil” decir que “se ha alejado de los movimientos sociales”, cómo sí ha sucedido en otros países de América Latina. En Brasil, dijo la doctora, “el PT -Partido dos Trabalhadores- se alejó de los movimientos sociales” lo que le trajo consecuencias e hizo que se moviera “al centro durante los gobiernos de Lula y Dilma”, expuso. Pero, desde una mirada comparativa y viendo las políticas del último período en el gobierno, expresó que no es posible decir lo mismo del FA.