La mayor cantidad de conflictos armados en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. El 19% de los niños del mundo viven en zonas de conflicto. Alguno de los aspectos que hace a Ricardo Changala calificar al 2024 como “El año de la indignidad” en su columna de asuntos internacionales por INFO24.
Falta de justicia y desprecio por los valores básicos. Así lo sintetizó el especialista en derechos humanos, Ricardo Changala, en diálogo con INFO24 (lunes a viernes desde las 08h. por M24 en su horario de verano).
Nadie habla de Sudán, pero los datos oficiales indican 25 millones de niños sudaneses atravesando una “catástrofe generacional”.
En Gaza, el último informe de la OMS indica que el 7% de su población murió o resultó gravemente herida. Números “impresionantes”, calificó Changala. “Solo esta situación es u nmotivo para repensar el mundo donde vivimos y, alguna vez, cuando alguien haga una referencia a este año dirá: ‘esa gente, ¿qué hacía para detener esto?’”.
¿Por qué? ¿Qué puede pasar en 2025?
Los conflictos más relevantes de la actualidad tienen, de una forma u otra, alguna vinculación. En un contexto de deterioro del sistema civilizatorio dominante, en franco retroceso como dice Emmanuel Tood.
Grandes potencias hegemónicas en lucha detrás de los conflictos en Ucrania, Taiwán, China. O lo que pasa en el centro de África, con tremendos cambios que afectaron a los franceses y provocó la mayor presencia de otros actores, como rusos o chinos.
“Es increíble el dominio casi absoluto de una narrativa que concibe a la guerra como un elemento inevitable, como un terremoto, un maremoto o un tornado; como si el ser humano no tuviera nada que ver para el control de la existencia de una guerra”, definió.
Recordó las palabras del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que propuso cambiar hacia una mentalidad de guerra y acelerar la producción de armas. Banalizando el riesgo de una guerra nuclear, añadió.
La guerra no es solamente militar, también la económica. En ese marco, la palabra “paz” no está en la agenda. La guerra se transformó en un objetivo en sí mismo, como elemento de desestabilización. Por distintas razones, los sistemas basados en multilateralismo no pueden detener limpiezas étnicas. Los sistemas democráticos se deterioraron.
Las organizaciones sociales no se escuchan por quienes tienen capacidad de decisión política a nivel planetario. Y América Latina está en una encrucijada: no está en ningún conflicto pero se ubica entre la dependencia total o la búsqueda de alternativas independientes, más que la búsqueda de supuestos beneficios surgidos de escenarios bélicos, finalizó el especialista.