El pasado político sirve como un “espejo interpelante” para el análisis del presente, dijo el historiador Gerardo Caetano

Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS

El aumento de los combustibles pone en juego discusiones sobre la desmonopolización de ANCAP y se repiten los dilemas que se dieron cuando la empresa fue creada, expresó el historiador Gerardo Caetano, quien cree que, según la historia, al Partido Nacional no le servirá electoralmente en el futuro la hegemonía de un solo sector como el de Lacalle

El vínculo entre pasado y presente en la política partidaria uruguaya es un tópico clásico en la construcción de la cultura política de nuestro país, explicó el historiador y politólogo, Gerardo Caetano, en entrevista con Mejor Hablar de M24. El experto analizó la temática a partir de su libro, recientemente publicado, “El liberalismo conservador”.

“El pasado no cambia (...), sin embargo, lo que puede cambiar al pasado es la mirada con la que lo interpretamos, y la mirada siempre se realiza desde el presente, con preguntas”, expresó Caetano. Para él, el pasado y el presente siempre están articulados, por eso, al analizar la agenda política actual, se pueden descubrir “hechos y procesos claves que están en el pasado”. Además, observó que esas cuestiones del pasado no fueron proyectadas para que se repitan, sino que actualmente, nos sirven como “espejos interpelantes”, que también se encuentran en otros lados.  

Para ejemplificar su análisis, Caetano utilizó el caso de los actuales aumentos de combustibles y de ANCAP, que fue creado en 1931 bajo cierta visión del Estado y de la industrialización. Fue “el modelo de la empresa pública” que pensó el primer batllismo del Partido Colorado, “era un modelo de Estado”, explicó. Los principales oponentes de la instalación de esa iniciativa fueron: el herrerismo del Partido Nacional y los colorados conservadores (riverismo), quienes defendían los intereses de los productores agropecuarios y entendían que el batllismo se ponía del lado citadino ante la dicotomía campo-ciudad. Actualmente, el historiador observa que los temas que se discuten tienen una fuerte correlación con el gran debate que se dio en 1931.

Para él, con las discusiones respecto a la suba de los precios de los combustibles, lo que está en juego es el papel de ANCAP porque hay quienes entienden que se trata de una intermediación innecesaria y que defienden la idea de comprar combustible refinado del exterior. “Hoy, de manera directa o indirecta, lo que está en juego es la desmonopolización de ANCAP”, manifestó. 

Con cierta “perplejidad”, el historiador observa que en la actualidad, se nos plantean los mismos dilemas que en la época en que se creó ANCAP. Incluso encuentra un contexto en cierto punto similar en el que la crisis mundial ocasionada por la pandemia se puede paralelizar con la de 1929 y con un clima de polarización visto en ambas épocas. 

“Por eso es bueno, a veces, el espejo del pasado para evitar las dicotomías: una cosa o la otra y para evitar esas controversias que están mal planteadas y que (...) se resuelven mal”, expresó Caetano. Observar el pasado quizá no sea lo que resuelva los problemas del presente, pero, puede convertirse en un “espejo interpelante” que profundice los análisis políticos actuales. 

Interna histórica del Partido Nacional: 

Caetano explicó que en el Partido Nacional (PN) existe una larga historia en la que el campo político está dividido en dos. “Durante el siglo XX, se veía con mucha claridad que el PN no podía tener un liderazgo único”, expresó. Aunque esa división llegó a formar fracturas dentro del partido, electoralmente hablando, “era absolutamente indispensable que hubieran dos alas”.

El historiador expresó que “en una perspectiva más de futuro”, al PN no le sirve ser “absorbido por un liderazgo que emerge muy fuerte” como lo fue el del actual presidente de la República, Luis Lacalle Pou. La historia establece que “la idea de que haya otro espacio en el PN, en términos de chances electorales hacia adelante, parece ser más adecuada y conveniente” para el partido porque su electorado se siente más representado, expuso. “Es otro ejemplo de cómo el pasado se mete de alguna manera en el presente”, no para interpretarlo completamente, sino para “establecer un espejo interpelante”, culminó Caetano. 

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