“Este atentado puede estar relacionado con la intención de las autoridades de impedir que se lleven adelante desde la cárcel negocios criminales", explicó el sociólogo.
En la madrugada de este domingo ocurrió un atentado contra la sede del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). El episodio se produjo sobre las 2:15, cuando dos personas llegaron al lugar en moto y uno de ellos efectuó disparos de arma de fuego a la fachada de la sede del Instituto. Además, lanzaron una piedra con una nota que decía: "Ojo x ojo la próxima va pa tu auto con tu familia adentro", en clara referencia a Ana Juanche, directora del INR.
En entrevista con Nada que Perder, el doctor en Ciencias Sociales, investigador y docente, Gabriel Tenenbaum, consideró que el ataque del domingo “no tiene el mismo calibre” que el atentado a la fiscal de Corte subrogante, Mónica Ferrero, ocurrido en setiembre. “Es relativamente sencillo hacer lo que hicieron y ya tenemos un antecedente similar”, recordó en referencia al ataque al INR sucedido en diciembre de 2024.
En ese sentido, consideró que “es difícil” establecer una tendencia con pocos casos registrados. “Esto nos lleva a otras cosas, que en Uruguay se han pensado muy poco, que en otras partes de América Latina tienen mucho protagonismo y son el germen de grandes organizaciones delictivas”, explicó.
Tenenbaum se refirió a “todo lo que ocurre dentro de la cárcel” que lleva a que organizaciones como el Comando Vermelho y el PCC [Primeiro Comando da Capital], en Brasil, hayan surgido en las prisiones. “Se habla del efecto del teléfono dentro de la cárcel, en términos de poder llevar adelante, desde la prisión, los negocios”, agregó.
"La idea de que la cárcel incapacita a las personas para volver a delinquir no es así, se reincide dentro de la cárcel y hay muchos ejemplos en la región de eso. Este atentado puede estar relacionado con eso, con la intención de autoridades de impedir que se lleven adelante desde la cárcel negocios criminales", explicó el entrevistado.
Otro aspecto que destacó el sociólogo es que dentro de la cárcel hay mercados ilícitos, asociados a mercancías de bien común, que son “muy preciadas” en prisión, como alimentos o cigarrillos. “Para muchas de estas cosas, se necesitan actores de la sociedad normativos que habiliten el ingreso de determinados objetos, que allí dentro no se consiguen”, denunció.
Por último, señaló que el ecosistema generado en el oeste de Montevideo, con bandas criminales que tienen un “fuerte contacto” con organizaciones internacionales lideradas por el narco Sebastián Marset, está "tomando fuerza", de la mano del poder que tiene Marset y sus conexiones con el PCC. “Habría que ver si estamos en una nueva fase de madurez en el desarrollo de nuestras organizaciones”, remató.