Medido sobre el producto bruto interno, las remuneraciones de los empleados dependientes representaban el 41,5% del total de la riqueza generada en 2019. En 2022 bajó a 40,3%, según un análisis del economista Fernando Isabella. La tendencia acumula cuatro años de caída y representa unos 800 millones de dólares perdidos en ese lapso. Si se suman las pérdidas de los trabajadores independientes, el porcentaje de los ingresos nacionales que perdieron los empleados supera los 1.000 millones de dólares.
La explicación de Isabella en diálogo con Nada que Perder, lunes a viernes desde las 08:00 horas por M24, indica que si los trabajadores asalariados y autónomos hubieran accedido al mismo porcentaje del total del producto bruto interno que tenían en 2019, contarían con 1.005 millones de dólares más.
Hay dos formas de calcular el producto bruto: por la mirada macroeconómica o por su distribución. Una cosa es la producción de bienes y servicios y otra cuánto de la riqueza generada va a trabajadores o empresarios, expuso Isabella.
Desde la perspectiva de la distribución, una mirada que retornó a los análisis académicos, Isabella indicó que el foco permite analizar la distribución por clase social. En ese sentido, la comparación entre 2019 con 2022 indica que el conjunto de los trabajadores perdieron mil millones de dólares desde el cambio de gobierno. Y los sectores más beneficiados, a partir de los datos que Isabella estudió, son los vinculados al capital.
Además, dijo: “Sabemos que en 2022 la riqueza total generada fue más que 2019 pero el salario real está varios puntos por abajo y el empleo recién se recuperó. O sea, tenemos la misma cantidad de empleos y los salarios más bajos, los trabajadores recibimos una parte más chica de esa torta y, además, todo lo menos que reciben los trabajadores lo reciben otros, claramente son los dueños del capital”. Esto se refleja en la recaudación impositiva, por ejemplo, en el IRAE.
La explicación puede estar en los procesos productivos de largo plazo, pero en este caso, como son apenas 3 años, da la pauta que el proceso de transferencia empieza en 2021 a partir de políticas públicas con definiciones de caída del salario real, sintetizó.
“Si uno lo piensa desde la perspectiva de las ideas políticas de los sectores que gobiernan, esto no es extraño: la idea de que para que la economía funcione el capital tiene que tener buena rentabilidad es algo que no es ajeno a la forma de pensar de sectores importantes del Gobierno y desde el punto de vista económico, lo que llamamos la teoría del derrame”.
En parte, es una política deliberada que buscó bajar el salario para aumentar la rentabilidad del capital y que esto sea el motor de la economía, entonces este resultado no es extraño, definió el economista.
La caída en términos absolutos es mayor, advirtió. De una torta más grande, a los trabajadores les tocó una porción más pequeña que si la torta hubiera sido más chica, señaló Isabella en la entrevista.
