Florit se mostró contrario al “paro automático” adoptado por Ademu tras los incidentes ocurridos el miércoles pasado: “Es una medida inútil, muy cara para los maestros y la sociedad”.
El exconsejero de Primaria, Héctor Florit, afirmó en Nada que perder que la escuela pública “sigue siendo un refugio y un lugar de encuentro” para la comunidad e hizo hincapié en que la mejor forma de “blindarla” frente a hechos de violencia como los suscitados en la escuela 123 de Flor de Maroñas es, precisamente, con el compromiso comunitario. “La mejor forma de minimizar el riesgo es blindar a las escuela con la comunidad”, expresó.
En la entrevista, Florit se mostró crítico con el “paro automático” adoptado por la Asociación de Maestros de Montevideo (Ademu) tras los incidentes ocurridos el miércoles pasado. “Es una medida inútil, muy cara para los maestros y la sociedad”, expresó, al tiempo que se mostró partidario de que sea resuelta en una asamblea, como ocurrió el jueves y el viernes pasado, sumando de este modo tres días consecutivos de paralización.
Sobre el incidente registrado en la escuela 123, donde un grupo de personas agredió a alumnos, maestros y padres, Florit dijo que se vive un proceso de “segmentación creciente que tiende a fracturar la sociedad”, y que se le asigna a la escuela “la ardua tarea de rescatar a la próxima generación” de la marginalidad. Y si bien reconoció la gravedad de algunos hechos, aclaró que “no necesariamente hay más situaciones de violencia” en los centros escolares.
Con respecto a esto último, Florit indicó: “La estadística contradice exactamente que haya un aumento de la violencia en las escuelas contra los maestros y maestras”. En ese sentido, informó que en estas últimas décadas se registran en promedio 10 situaciones de violencia física contra maestras al año. No obstante, dijo que lo sucedido en la escuela 123 “es un hecho de una gravedad distinta, mucho mayor”.
El entrevistado reflexionó que “en una sociedad que es muchísimo más violenta y agresiva la escuela “sigue siendo un lugar de refugio, un lugar de respeto, un lugar de encuentro”, al que las familias acuden a pedir ayuda y “en la enorme mayoría de las situaciones” las maestras, los maestros o los auxiliares “acompañan y fortalecen ese vínculo”. “Lo peor que nos puede pasar”, apuntó Florit, “es pensar que está todo perdido”.
Entre las políticas llevadas adelante para contrarrestar estas situaciones, destacó el programa Escuelas Disfrutables, el de maestros comunitarios que se creó en el año 2005 o los esfuerzos de extender el tiempo pedagógico para que la escuela llegue a acoger a la mitad de los estudiantes, según lo previsto para este quinquenio. “La escuela trabaja la contracultura de los determinantes sociales de la exclusión, la marginalidad y el gueto, y tiene a una maestra con ese enorme encargo social”, manifestó.
Por otro lado, Florit manifestó su “absoluta solidaridad” con el presidente de la Anep, Pablo Caggiani, quien fue desafiliado de Ademu junto a otro grupo de maestros que no acataron el paro, según lo comunicó el propio Caggiani en su cuenta de X. “Es un mal camino reclamar consejos electos por maestros si luego el ejercicio del cargo público implica tal nivel de encono por alguna decisión que lleva a desgremializar aquellos colegas que ocupan esa responsabilidad”, sintetizó.