"La política pública debe ser estimular una alimentación saludable", afirmó Diego Rodríguez.
“Somos lo que comemos” es una expresión muy utilizada en la actualidad. Esto significa que, como la alimentación es un proceso voluntario, a diferencia de la respiración o el parpadeo, son las personas quienes eligen qué comer, cuándo y cómo.
En su informe para Nada que Perder, la periodista Alejandra Couto se contactó con el sociólogo Diego Rodríguez, quien destacó que el último informe de la Organización Panamericana de la Salud mostró un aumento de 150% del consumo de ultra procesados en la región.
Según la norma bromatológica, los alimentos no pueden tener aditivos que no sean estrictamente para su conservación. Cuando hay aditivos como los colorantes o saborizantes, se está frente a un alimento ultra procesado.
“Gran parte de la población se alimenta mal. Y la causa muchas veces es el entorno. Sacar los octógonos y desaparecer los ultra procesados no es ser más flexible con la información e informar menos. La política pública debe ser estimular una alimentación saludable”, explicó el sociólogo.
Rodríguez subrayó que en el gobierno anterior se "flexibilizó" la política de etiquetados y de octógonos, algo que con el actual gobierno "hasta el momento no ha cambiado". "Esperamos que esto se modifique, porque se trató de un decreto que se aprobó sin evidencia científica", aclaró el sociólogo.
Datos de 2018 muestran que las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, cáncer o diabetes, provocan en Uruguay unas 51 muertes por día. Sobre ello, Ximena Moratorio, coordinadora del Programa Nacional de Nutrición del Ministerio de Salud Pública (MSP), dijo a Couto que los números registrados muestran que las principales causas de mortalidad en el país están relacionadas con las enfermedades no transmisibles.
“Un dato importante es la encuesta de factores de riesgo para enfermedades no transmisibles, que mostró en 2013 -última edición- una prevalencia preocupante”, explicó. Moratorio detalló que el sobrepeso o la obesidad, que son factores de riesgo, se presenta en el 65% de la población y que la hipertensión afecta al 37% de los adultos.
El estilo de vida, explicó Moratorio, está “muy vinculado” al desarrollo de enfermedades no transmisibles. “Hay un aspecto que se vincula al apartado genético de cada persona, pero una gran parte de los factores de riesgo vinculados al desarrollo de estas enfermedades tienen que ver con nuestro comportamiento”, complementó.