Gustavo Leal: tenemos la tasa de resolución y aclaración de homicidios más baja de los últimos 20 años

Gustavo Leal, ex director de Convivencia del ministerio del Interior. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

El ex director de Convivencia del ministerio del Interior, Gustavo Leal, habló en Menú Informativo sobre la relación que guarda la pasta base con la seguridad pública, la historia de s u ingreso a Uruguay, cómo modificó el esquema de la organización delictiva y la forma en que incide en la ciudadanía.

Al respecto, el ex jerarca recordó que esta droga ingresó al país en el 2000-2002, lo cual a su entender "implicó un cambio radical en las condiciones de seguridad en el corto y en el mediano plazo", tanto en las ciudades como en el esquema de las rutas del narcotráfico.

Esto ocurrió gracias a que la pasta base generó un mercado interno de consumo de una droga barata y muy adictiva que consolidó una demanda en sectores populares que antes no podían acceder económicamente a drogas como la cocaína.

Esto también repercutió en la modalidad de venta lo que reorganizó el mercado criminal, ya que la pasta base posibilitó la aparición de las bocas que están extendidas en todo el país.

Este punto de venta permanente obliga a que exista un sistema de custodia en ese lugar, porque allí guardan droga que tiene un valor en el mercado, donde también hay dinero en efectivo.

Al mismo tiempo, los consumidores de pasta base se vinculan al delito para poder financiarse el consumo, por lo cual surge un incremento de rapiñas y robos en las zonas donde están instaladas las bocas.

Además, otro de los efectos que generan esos puntos de venta es del de "omertá", el pacto de silencio entorno a la existencia del lugar.

Para Leal si bien es cierto que el gran narcotráfico del país es de tránsito, la pasta base ha cambiado "drásticamente" en Uruguay al mercado criminal y a la seguridad pública.

En tanto, a pesar de que la pasta base se vende a bajo precio, tiene una gran movilidad, porque una persona puede consumir varias dosis en un día y es un mercado que comienza a expandirse desde el punto de vista territorial "y arman una red de protección" en un lugar, con la intención de conquistar otros.

"El mercado de la pasta base y el ingreso tuvo un cambio radical en el perfil del control del delito y del mercado del delito en los barrios y en las ciudades y cambió la composición y convivencia dentro de las cárceles", acotó.

Consultado respecto a cuáles fueron las políticas de Estado para contrarrestar el consumo de esta droga y sus consecuencias sociales, Leal indicó que bajo las administraciones del Frente Amplio (FA) hubo una política a través de la Junta Nacional de Drogas (JND) vinculadas a la atención socio-sanitaria destinada a personas con consumo problemático.

Durante el gobierno de José Mujica se apostó a regularizar el mercado de marihuana con el objetivo de sacarle a esas bocas compradores. "Hoy se puede comprar en una farmacia de manera segura (...) esto favorece la ruptura de los lazos de los grupos criminales con el manejo económico, porque hay una parte de ese mercado que ya no lo controlan", subrayó.

A estas definiciones hay que sumar la atención de parte de Fiscalía "a tratar de tener una política de cierre, sobre todo de las bocas de pasta base".

"Sobre las políticas vinculadas a la seguridad y las drogas hay que tener una que sea amplia y que no puede basarse en un instrumento, porque este es un mercado ilegal; una discusión global de este mercado no la puede dar Uruguay solo, tiene que ser parte de una dinámica más general del mundo", detalló.

Sin embargo, Leal consideró que la contribución que realizó Uruguay a esta problemática a través de las experiencias de la regularización de la marihuana, que luego fue adoptada en otros países, es un camino a explorar.

También el de la represión, "sobre todo a estos grupos criminales que generan una dinámica muchas veces del control del territorio, en torno al delito, justamente porque la lógica de la instalación de las bocas habilita un mecanismo de funcionamiento del mercado del crimen distinto".

"Hoy los brazos gordos del mundo de la delincuencia son los narcos", añadió, cuando antes lo eran los ladrones de banco.

La diferencia radica que mientras en el lugar donde los narcos se asientan - en las bocas de venta - genera inseguridad en su entorno, los ladrones de bancos cometían el delito solo fuera de su territorio y en sus lugares de vivienda no tenían que tener necesariamente una red de protección y control.

En relación a la forma que la actual administración está encarando esta situación, el especialista dijo que ha registrado cambios donde se ha descabezado a la dirección de Drogas del ministerio del Interior y en la Policía de personas especializadas en el área.

Y prosiguió: "Hubo cambio muy radical sacando la experiencia acumulada y trayendo a otro tipo de oficiales. Los resultados se van a evaluar en un tiempo. Por ahora lo que ha habido es mucha publicidad y espectacularización de lo que se hace, pero no han tenido resultados evidentes en el control de los territorios. Eso se ha notado. Ahora que la pandemia ha cedido estamos con un nivel de aumento muy fuerte de los delitos".

"El año pasado, hablando de estadísticas de homicidios, tenemos por primera vez la tasa de resolución y aclaración de homicidios más baja de los últimos 20 años. El nivel de aclaración de homicidios de hace cuatro años atrás era de un 68% y bajó al 50%. Cuando eso sucede lo que aumenta es la impunidad, porque un homicidio que no se resuelve es una señal muy fuerte de impunidad para que determinados grupos criminales tengan evidencia para creer que la solución violenta de un conflicto pueda ser de esta manera", concluyó.

 

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