Investigaciones de Udelar y Cuesta Duarte estarían en condiciones de demostrar deterioros en salud de obreros rurales por agrotóxicos

Un nuevo Día del Trabajador Rural se conmemora este martes 30 en nuestro país en un contexto político de retrocesos que van desde los aspectos salariales y legales hasta las condiciones de trabajo, en las que la gravedad mayor pasa por los efectos de los agrotóxicos en los cuerpos de miles de obreros agropecuarios, temas de lo que Marcelo Amaya, dirigente de la Unatra, habló en Nada Que Perder de M24.   

Amaya señaló que en los sindicatos rurales siempre “hemos tenido presente el deterioro en la salud de los trabajadores” y recordó que en el emblemático caso “de Julio de los Santos los compañeros no querían llevar la demanda adelante porque lo veían bien de salud con relación a las experiencias que habían tenido anteriormente”.

Destacó en ese sentido que “hoy hay dos equipos de investigación, uno de la Udelar, otro del (Instituto) Cuesta Duarte, trabajando con colectivos, y ya están en condiciones de mostrar evidencia de cuestiones que nosotros hace mucho tiempo veníamos padeciendo”.

Respecto de “por qué es tan difícil constatar eso”, el entrevistado apuntó que eventualmente “surgirá de esas investigaciones, pero en parte es porque hay colectivos a los que se mide con distinta vara”, tal vez “por la importancia que tienen para la economía del sistema”.

Reflexionó al valorar que “es increíble que para los colectivos de este país, para la ciudadanía, se tenga en cuenta al Inumet para protegerse” a estos de las inclemencias climáticas pero “para los trabajadores rurales no”, sujetos a los criterios de las empresas.

Advirtió que entre las afecciones sanitarias más severas que suelen sufrir hay “muchos problemas de cáncer, sobre todo de esófago, hay problemas neuronales”; explicó en torno a esto que “el arroz es el que recibe el paquete tecnológico más virulento, donde no solo está el glifosato sino que hay mezclas, hay mezclas que se activan con el agua, hay otras que quedan con efecto residual en el suelo”.

“El INIA dijo que no se conocía los efectos, salvo aquellos que son para combatir las plantas, sobre el tema de las mezclas, como que no había estudios sobre si afectaba o no la salud humana, o sea que se estaba aplicando porque era bueno para combatir las malezas”.

Amaya contó que muchas veces en las labores “se llegaba a mezclar tres, cuatro principios activos, y nosotros veíamos a lo largo del tiempo las consecuencias en los compañeros, más allá de que lo pudiéramos demostrar o no, o que lo pudiéramos hablar o no”.

Celebró el hecho de que “hoy empieza a haber más consciencia sobre eso porque no solo afecta la salud de los trabajadores sino que está afectando los recursos de las generaciones que vienen”.

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