El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quitó a Cuba de la lista de países que patrocinan al terrorismo, tal como Barack Obama hizo en 2015. El gobierno cubano de Miguel Díaz-Canel liberó a 553 reclusos. Hay expectativas por las acciones del siguiente mandatario, Donald Trump, que asumirá el lunes 20.
Si bien el gobierno cubano aludió a las “estrechas y fluidas” relaciones con el Estado Vaticano, los analistas identifican la liberación de presos en Cuba como parte del anuncio que este martes 14 hizo la Casa Blanca, sede del gobierno estadounidense.
Es que Joe Biden, a días de dejar la presidencia de su país, anunció a través de voceros que Estados Unidos retiró a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo.
Los motivos de Biden para respaldar la decisión incluyen que Cuba "no ha aportado apoyo alguno al terrorismo internacional en los 6 meses precedentes" y a que "ha dado garantías de que no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro", replicó la BBC Mundo en nota publicada el martes. Pero esta medida tiene algunas dificultades.
La primera es la próxima asunción del próximo presidente, Donald Trump, el lunes 20. Dentro de cinco días asumirá una administración cuyo próximo secretario de Estado será Marco Rubio, de origen cubano-estadounidense y uno de los más claros opositores al gobierno de la isla.
Otro punto es que Cuba aludió a “el espíritu del Jubileo Ordinario del Año 2025" como motivo para liberar a los presos, listado que aún no se publicó ni sus fechas de apertura de rejas.
A esto se suma la cantidad de medidas estadounidenses para impedir que Cuba tenga relaciones económicas con otros países. A las medidas propias del listado se incluye, rememoró el mismo artículo de la BBC, el memorando de 2017 que lista empresas y subentidades controladas por militares o la inteligencia cubana cuya relación financiera directa está prohibida.
O la Ley Helms-Burton para llevar a tribunales estadounidenses los reclamos por las expropiaciones estatales cubanas desde 1959 a hoy y que expone a las empresas europeas de sectores como el turismo.
Se añade la prohibición de vender suministros de defensa hacia Cuba, acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones mundiales, así como otras medidas para asfixiar a la economía de la isla, que se agravaron con la asunción de Trump en su primera presidencia.