La balanza de relaciones entre empresas y trabajadores se vuelca cada vez más hacia el lado del gran capital, advirtió presidente de Fuecys

Envases de Riogas en la planta de envasado de la empresa Megal de Montevideo. Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS
Envases de Riogas en la planta de envasado de la empresa Megal de Montevideo. Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS

En una jornada este martes 11 jalonada por una sucesión de arbitrariedades cometidas por la empresa Acodike contra los trabajadores y que incluyeron  atropellos a la legislación laboral vigente, no hubo “negociaciones” por los  operarios despedidos, “ninguna desde antes de ayer”, reclamó el presidente de la Federación de Empleados de Comercio, Fabio Riverón, en INFO 24.

Ese día “tuvimos una instancia en el Ministerio” de Trabajo y Seguridad Social “donde la empresa planteó concretamente que los despidos seguían su curso y que no tenía sentido convocar un ámbito en 24 o 48 horas ya que no había propuesta alternativa, la propuesta eran los despidos y nada más”.

No obstante, “la respuesta esa fue la del día de ayer, creo que sí hay una respuesta y es la que dio ayer: contratación de trabajadores tercerizados, dar horas extra a trabajadores que quieran realizarlas, esa es la respuesta”.

De ese modo, Acodike expresa en los hechos “´consigo más plata de Ancap por medio de esta presión, bajo los costos operativos producto de despedir trabajadores genuinos y contrato a través de una tercerizada, por lo tanto disminuyo los egresos salariales, violo todas las leyes y posibles reglamentaciones laborales que existan´, esa es la respuesta que recibimos”.

A partir de ejemplos negativos como el de esta empresa, cuando la mayoría oficialista en el Parlamento aprobó normativa contraria a la organicidad sindical, “a uno le cuesta creer cuando dicen que las reglamentaciones que se han ido aprobando desde hace unos años van en la vía de equilibrar la famosa balanza; decimos que en realidad verdaderamente no estamos viendo que la balanza se esté equilibrando ni nada que se le parezca”.

“Al contrario, da la sensación de que se vuelca cada vez más hacia el lado del gran capital, y no necesariamente de las organizaciones ni mucho menos de las necesidades de los trabajadores y trabajadoras”, advirtió.

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