Su relación con la vieja fábrica de FUNSA y sus obreros, que reutilizaban los restos de goma de las bolsas de agua caliente para confeccionar pelotas de fútbol para regalar cada 6 de enero. Gesto que se devolvía con la organización de ollas populares cuando había conflicto en la industria. O el bautizo de la nueva cancha a propuesta del “Canario” Luna.
“Pocho, ¿qué te parece? Otra vez los malos de la película”, inicia el recitado de “Al Villa con amor”, tema de Washington “Canario” Luna, sobre el club de fútbol del barrio que hoy debe enfrentar una intervención resuelta por el Ministerio de Educación y Cultura para convocar elecciones, depurar el padrón social y “regular el uso de redes sociales”.
Tal como relata Jorge Señorans en su blog “Que la cuenten como quieran”, este club de 81 años se asentó en el barrio homónimo de Montevideo. Nacido primero como un club de boxeo, diez años después se enlista en las competiciones profesionales de fútbol. Señorans destacó la amplia relación del club con la Fábrica Uruguaya de Neumáticos Sociedad Anónima (FUNSA) cuyos campeonatos internos alimentaron a los planteles del Villa.
Señorans lista, por ejemplo, al “Zurdo” Miguel Zárate, Julio “el Bocha” Tzitzios, Rubén Marta, el “Negro” Garay, “Pirincho” Pérez (carpintero de la fábrica), Julio Rosa (“que cayó preso por militar en el MLN y cuando se desataron las ocupaciones cocinaba para todo todos”, rescató el periodista deportivo en su artículo).
Luego de rememorar que los obreros de FUNSA elaboraban pelotas a partir de los desechos de goma que servían para fabricar las bolsas de agua caliente, y que repartían todos los 6 de enero a los niños del barrio, la crónica indica que los dirigentes de Villa Española reaccionaron a las noticias de que uno de los directores de la empresa, Pedro Sáenz, castigaba a los trabajadores. Entonces decidieron rebautizar la cancha, que pasó a llamarse Plaza España.
La ampliación de la avenida José Pedro Varela se llevó los terrenos donde se ubicó ese primer estadio. Eso conllevó problemas durante años que incluso le valió el descenso a la categoría C, en 1998. Recién se consiguió un nuevo escenario en 2003, con la inauguración del Estadio Obdulio Varela, nombre propuesto en asamblea por uno de sus socios, Washington “Canario” Luna.
La letra del himno de Villa Española, cuyo autor se perdió, fue pintada en las paredes del vestuario por los jugadores, detalla la nota de Señorans. Su compromiso barrial incluye la cesión de parte de su terreno para la escuela lindera, denominada "Maestro Rubén Lena", la instalación de una biblioteca en el vestuario y la olla popular abierta durante la pandemia.
Para El Observador, en 2020, el presidente de la institución, Miguel Romero, hoy desplazado por la decisión del ministerio, informó a Señorans que todos cobran 21.773 pesos. No hay premio por ascender a primera división, adelantó. “No podemos gastar lo que no tenemos. El premio va a ser jugar con los 20 jugadores”, algo poco común al momento de ascender a la principal divisional del fútbol uruguayo.
Tras un año de pandemia, un grupo de socios inició una acción en el Ministerio de Educación y Cultura que terminó con la intervención. Al momento, no se concretó. El interventor, Leandro Iglesias, ganará 35.000 pesos más IVA pagos por Villa Española (el doble de lo que ganan sus trabajadores), deberá depurar el padrón de socios y “confeccionar un cuerpo normativo que regule con claridad y hacia el futuro el uso de las redes institucionales, las manifestaciones públicas de la entidad así como las de sus representantes en la calidad de tales”.
“Lo que ellos no saben es que el barrio está esperando para ser campeones, otra vez”, como dice “Al Villa con amor”, del “Canario” Luna.