La agrupación oficialista Fosalba retuvo la mayoría en las Elecciones del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) realizadas el pasado jueves. En la previa, la intervención del gobierno y de legisladores de la coalición multicolor generó cuestionamientos en la interna del SMU.
El oficialismo, representado por Fosalba retuvo la conducción del Sindicato -con 5 cargos de 10 en disputa- y la infectóloga de 48 años Zaida Arteta se convirtió en la primera mujer en ser electa presidenta.
Desde la corriente oficialista cuestionaron a Lacalle por haber recibido a Juntos, y a los legisladores colorados Felipe Schipani y María Eugenia Rosselló que llamaron a votar por la corriente opositora a través de Twitter.
Las actuales autoridades del SMU -pertenecientes a Fosalba- cuestionaron durante varios meses la gestión de la pandemia de Covid-19, y al igual que gran parte de la comunidad científica se enfrentaron al gobierno por la reducción de la movilidad y las «muertes evitables» por Coronavirus. En cambio, Juntos defendía el desempeño del gobierno y cuestionaba la postura del Sindicato.
Entrevistado por M24, el politólogo Daniel Chasquetti señaló que “la injerencia” que tuvo el gobierno en esta elección es “inédita”, y que no recuerda “un gobierno que haya intentado influir” en las elecciones del SMU anteriormente.
“Que el resultado sea tan malo para la lista que tenía afinidad con el gobierno es un resultado que no se puede interpretar de manera auspiciosa, si no es como una derrota”, señaló el politólogo.
Para Chasquetti es “llamativo es ver a un gobierno nacional tratando de influir en una elección sindical”, y evidentemente “la idea de partidizar la elección sindical era una estrategia, muy obvia, (que) rompía los ojos y eso no funcionó, (ya que) el sindicato tiene sus propias tradiciones. Si existió ese intento, fracasó y podría verse como una derrota”.
