Una de las claves de este momento en el mundo es la incertidumbre. En una columna enumere tres tipos de incertidumbre:
- Cuando termina
- Como termina
- Si habrá curación o vacuna para el virus, aunque me gusta agregar otra incertidumbre: ¿a quién le creo?
En ese escenario de incertidumbres, mucha gente en el mundo -desde ciudadanos anónimos a relevantes protagonistas de diferentes disciplinas- se plantean otra normalidad cuando termine esto, si es que algún día termina y esto -la situación generada por el coronavirus- quizás sea la nueva realidad, con el virus deambulando.
Así entonces, el 6 de mayo pasado, un conjunto de personalidades propusieron una hoja de ruta para cambiar profundamente nuestros estilos de vida, consumo y nuestros ahorros
Un grupo de referentes, incluidas Madonna, Robert de Niro, artistas y científicos, lanzaron un llamamiento al mundo.
En ese llamamiento, dicen que “la pandemia de Covid-19 es una tragedia. Sin embargo, esta crisis tiene la virtud de invitarnos a enfrentar las preguntas esenciales. Los resultados son simples: los ‘ajustes’ ya no son suficientes, el problema es sistémico.
El desastre ecológico actual es parte de una ‘metacrisis’: la extinción masiva de la vida en la Tierra ya no está en duda y todos los indicadores apuntan a una amenaza existencial directa. A diferencia de una pandemia, tan grave como es, es un colapso global cuyas consecuencias serán más allá de toda medida. Por lo tanto, solemnemente pedimos a los líderes y ciudadanos que salgan de la lógica insostenible que aún prevalece, que finalmente trabajen en una revisión profunda de objetivos, valores y ahorros.”
Y concluyen: “El consumismo nos ha llevado a negar la vida en sí misma: la de las plantas, la de los animales y la de un gran número de humanos. La contaminación, el calentamiento global y la destrucción de espacios naturales están llevando al mundo a un punto de quiebre. Por estos motivos, combinados con las desigualdades sociales cada vez mayores, nos parece impensable ‘volver a la normalidad’. La transformación radical que se requiere, en todos los niveles, requiere audacia y coraje.
No tendrá lugar sin un compromiso masivo y decidido. ¿Cuándo son los actos? Es una cuestión de supervivencia, tanto como de dignidad y consistencia.”
Este pronunciamiento se produjo horas después de otra invitación, de similar tenor, realizada por la actriz Juliette Binoche y la astrofísica Aurélien Barrau.
Inmediatamente hubo reacciones contrarias o de apoyo. Las contrarias vinieron del mundo ortodoxo liberal. Y para erosionar la credibilidad del pronunciamiento o de sus firmantes, hicieron la de manual: centraron sus ataques en Madonna y Robert de Niro, que -dijeron los opositores- hicieron sus fortunas bebiendo de la fuente del consumismo y de las bondades del capitalismo.
La monja y sus cuestionamientos éticos al capitalismo
Hay una monja benedictina, española, catalana, que parece responder estas criticas al manifiesto por una nueva normalidad, realizado por 200 referentes de diferentes rubros.
Se trata de Teresa Forcades.Tiene alrededor de 50 años y además de monja es médica, tiene un doctorado en medicina. Forcades dijo en 2013 -cuando resolvió adquirir visibilidad- que el capitalismo no tiene ética y que nos está llevando al colapso social. Agregó: “Se rinde culto a la avaricia mientras se reducen los salarios y se propaga el desempleo”. Eso lo dijo en 2013.
Frente a esos cuestionamientos de una monja, pronto logró ser invitada a diferentes foros, en su país y en otros.
Su relevancia hizo que incursionara en política, tras pedir permiso para ejercerla. Se sumo a un movimiento de izquierda independentista catalana.
Cuando ocurrió la anterior epidemia de la gripe, en España, los gobiernos europeos pecaron de exceso de previsión, al contrario que esta crisis en la que, para algunos, han ido tarde. Y distribuyeron millones de dosis de vacunas contra la gripe A.
Un hecho que, cuando se comprobó que la letalidad era muy baja y que el contagio no llegaría a Occidente, le sirvió a la monja Forcades para denunciar una conspiración de las farmacéuticas para generar una sensación de pánico y conseguir facturar millones de euros a los gobiernos rendidos a sus designios. Lo hizo a través de un vídeo que la lanzó al estrellato.
La monja utiliza aquel caso, para hacer la crítica ética al capitalismo, sobre la estrecha relación entre poder político, económico-empresarial y militar.
La monja Teresa Forcades dice no estar en contra de la iniciativa privada, y aclara: “Las empresas deben regirse por criterios de utilidad social”
Eso le permite cuestionar éticamente al capitalismo. Y habla de la “obsolescencia programada”, eso de que un auto con tres años comienza a dar problemas o que un celular te dure 2 años.
Linng Cardozo
13 de mayo