La reducción de la jornada laboral analizada por la economista Alejandra Pico

Foto: apc

El tema fue planteado por Marcelo Abdala en l acto del 1ro de Mayo, como reivindicación de los trabajadores, y a partir de ahí el tema ingresó un poco más fuerte al debate público.

De todas formar era un tema del que ya se venía hablando porque hace poco Chile aprobó una ley justamente para reducir la jornada de trabajo, de 45 a 40 horas semanales de manera gradual o escalonada en el tiempo. En esta semana, además, va a haber dos actividades sobre el tema, una organizada por la FEUU en la Universidad y otra organizada por el PIT-CNT.

La Economista Alejandra Pico, coordinadora del Instituto Cuesta-Duarte del PIT-CNT, se refirió a este tema respondiendo, en primer lugar, a la pregunta ¿de qué estamos hablando, cuando nos referimos a la reducción de la jornada laboral.

En ese sentido afirmó que el pasaje de las 8 horas de trabajo diario a 6 horas es solo una manera o modalidad de reducción de la jornada laboral.  En tal sentido recordó que Uruguay tiene dos límites legales para la jornada laboral: las 48 horas semanales (o 44 en el caso del comercio y algunas actividades de servicios) y las 8 horas diarias. Estos dos regímenes de 48 y 44 horas semanales, abarcan a la mayoría de los sectores de actividad pero hay sectores que ya sea por ley o por acuerdo de Consejos de Salarios, tienen jornadas de trabajo remunerado más cortas.

Pero entonces, cuando se habla de reducción de la jornada laboral, lo más abarcativo o usual es referirse a la jornada de trabajo remunerado cuantificada en términos semanales, que también implica que en general se fijan máximos diarios.

Otras interrogantes que planteo en su espacio de Coordenadas Económicas fue ¿por qué pensar en la reducción de la jornada laboral? y ¿qué avala esta idea, que es algo que no es exclusivo de nuestro país sino que es un tema que  se está discutiendo en el mundo, es promovido por varios Estados y se están dando avances en la legislación de muchos países?

Como posibles respuestas recordó que el principal argumento que sostiene que esto es posible es básicamente el incremento que tuvo la productividad en el último siglo, aproximadamente. Hoy se producen, con la misma cantidad de trabajo o menos que antes, mucha más cantidad de bienes y servicios que hace algo más de 100 años cuando se limitó la jornada en nuestro país por ejemplo, lo que permite emplear menos tiempo para producir. Pero como además, el crecimiento de la productividad en el largo plazo ha sido superior al del salario real, la reducción de la jornada laboral es un camino para redistribuir esos crecimientos de productividad que fueron apropiados por el sector privado.

Y la reducción de la jornada laboral es el camino que se ha seguido en los países más avanzados y por eso cuando uno mira la jornada de trabajo remunerado, tanto lo legal o la normativa y lo que efectivamente se trabaja, nos encontramos que en los países más avanzados y que mayor riqueza generan las jornadas laborales son más cortas: en los países europeos por ejemplo, que rondan las 36 horas semanales.

Y en este sentido, Uruguay con el límite legal de 48 y 44 horas semanales está entre los países con la normativa sobre la jornada de trabajo remunerado más extensa, y bastante por encima de lo que promueve la OIT por ejemplo, que ha llamado a los Estados a apuntar a llevar la jornada de trabajo remunerado semanal a las 40 horas.

Entonces, ¿cuáles son los beneficios de la reducción de la jornada laboral, como para que sea un elemento a promover por ejemplo por la OIT, que representa los intereses de los trabajadores pero también de los empresarios y de los Estados, porque su constitución es tripartita?

Bueno, el primer elemento que se destaca en pos de la reducción de la jornada de trabajo remunerado es su impacto en la mejora en la calidad de vida y en el bienestar de las personas; y esto es positivo para quienes trabajan de manera remunerada obviamente pero también para la sociedad en su conjunto. Esta mejora en el bienestar se da porque en la medida en que las personas destinan menos tiempo al trabajo remunerado tienen más tiempo disponible tanto para dedicar al ocio y a hacer tareas que le resultan placenteras, pero también tienen más tiempo disponible para capacitarse y formarse, algo fundamental en esta era, por fuera de la formación que pueda realizarse en el horario laboral o por parte de la empresa; tienen más tiempo también para participar en actividades comunitarias y en organizaciones de la sociedad civil si lo desean y esto también es positivo para la sociedad en su conjunto, un mayor involucramiento de las personas en su comunidad; y tienen más tiempo para conciliar la vida familiar con la vida laboral.

Y justamente esto último es bien importante a nivel social si vemos la diferencia que existe en nuestro país (y en el mundo en general) entre hombres y mujeres en el tiempo que destinan al trabajo no remunerado, de cuidados básicamente de niños, ancianos y personas con discapacidad y a las tareas del hogar. Entonces, si se reduce la jornada de trabajo remunerado, esto permitiría a los hombres, que destinan más tiempo a la misma, volcar ese tiempo al trabajo no remunerado.

Pero además, las jornadas laborales menos extensas permiten una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral porque justamente al dedicarse en mayor medida a las tareas no remuneradas, tienen menos chance de realizar jornadas laborales más largas. Entonces, por las dos vías (tanto al permitir una mejor distribución de las horas de trabajo no remunerado a la interna del hogar como al acortar la jornada laboral y que esto no sea una traba al ingreso de mujeres al mercado laboral), la reducción de la jornada laboral contribuye a disminuir la brecha de género en la sociedad.

En tercer lugar, en lo que hace a la calidad de vida de las personas, hay varios artículos que muestran la relación entre jornadas de trabajo remunerado más reducidas y menores problemas de salud entre los ocupados: menor estrés y enfermedades laborales y también menos accidentalidad laboral porque muchas veces los accidentes laborales se explican por la fatiga y la desconcentración que sigue a jornadas de trabajo prolongadas. Y estos aspectos, de nuevo afectan no solo a las personas que trabajan sino que son beneficiosos para la sociedad en su conjunto.

Aunque estos son las consecuencias más importantes de la reducción de la jornada laboral, también se pueden llegar a dar impactos en el empleo y en la productividad, aunque la evidencia sobre los países que han llevado adelante procesos de reducción de la jornada laboral no muestran resultados muy contundentes en estos planos.

Y sobre el empleo, se dice que los impactos pueden venir en dos sentidos: por un lado, si cada persona trabaja menos tiempo, esto puede hacer que se contrate más trabajadores (sería como la idea de que en un proceso de producción industrial continuo, por ejemplo, si cada trabajador pasa a trabajar 6 en lugar de 8 horas, puede haber 4 turnos en lugar de 3). Por el otro lado, quienes ven una amenaza al empleo en la reducción de la jornada laboral, dicen que al aumentar el costo laboral unitario, esto puede desincentivar la contratación de trabajadores y repercutir negativamente en el empleo. Lo cierto es que en este punto, la evidencia internacional no es contundente ni para un lado ni para el otro y no se podrían esperar cambios importantes ni al aumento ni a la disminución del empleo, al menos a nivel global.

Y una última cosa a comentar sobre la reducción de la jornada laboral porque seguramente es algo que le viene a la cabeza a las personas cuando se habla de esto; es que la reducción de la jornada de trabajo remunerado debe venir acompañada de topes en la jornada de trabajo efectiva para que se vean resultados positivos como los que comentábamos, tanto a nivel del bienestar de las personas como de la sociedad. Y esto implica que no se puede reducir la jornada legal para que luego las personas hagan más horas extras o tengan dos empleos, porque esto no solamente no afecta el empleo sino que además, no provoca ninguno de los efectos positivos que antes mencioné sobre la vida de las personas.

Y de hecho, Uruguay tiene reglamentación en materia de la cantidad de horas extra que se podrían realizar legalmente (que son 8 horas a la semana). Es un límite que parece elevado y además da la impresión de que esto no se cumple o se avalan muchas excepciones y las personas terminan haciendo más horas extras que las legales en algunos momentos.

Entonces, para terminar me parece que la reducción de la jornada es un buen tema para empezar a analizar por parte de la política pública ya que el tiempo de trabajo hace a la calidad del empleo y la duración de la jornada es uno de los aspectos más importantes en cuanto a las condiciones de trabajo de un empleo. Y nuestro país se merece, dado su nivel de desarrollo relativo, tender a tener una jornada laboral menos extensa que esas máximas legales que hoy existen y que son de las más altas del mundo.

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