Entrevistado en InterCambio el director Nacional de Evaluación y Monitoreo del Mides, Juan Pablo Labat, destacó el resultado del balotaje, ponderó la remontada de la candidatura del oficialismo atribuyéndola claramente a la masiva “militancia” espontánea del “frenteamplismo” y el “progresismo” de a pie, y analizó los errores y desajustes de la campaña oficial desplegada desde el ámbito de la candidatura y de la fuerza política.
“Estoy con una relativa y optimista sorpresa” por el inesperado resultado del balotaje para el oficialismo, transmitió Labat, valorándolo como una “sorpresa linda del domingo” ya que si bien “no tenía ninguna expectativa de llegar a ganar”, estaba “convencido de que se iba a votar mejor que las encuestas, pero nunca imaginé una diferencia tan importante” con éstas.
“Obviamente que esto es proceso multicausal y que la gente no toma decisiones con la simpleza” que explican “los analistas” mediáticos, señaló, abriendo a continuación una reflexión sobre cómo puede haber influido el video publicado el viernes por Guido Manini Ríos en el que convocó al personal militar a no votar al Frente Amplio (FA). “Nadie puede decir” con evidencia verificable que Manini haya producido un movimiento electoral “neto” favorable al binomio presidencial frenteamplista, razonó el jerarca.
En cambio, “creo realmente y adhiero a todo ese reconocimiento” que algunos dirigentes oficialistas están haciendo “al pueblo frenteamplista y al pueblo progresista” que se apropió de la campaña. “Pero estoy lejos de pensar que alguien hizo algo que no era su deber”, puntualizó, ya que aquello otro “parte de un ´ellos´ y un ´nosotros´ que no me parece óptimo”.
“Yo quiero construir una cultura progresista” y ésta “puede tener” como representación partidaria “un FA, un Encuentro Progresista, como lo tuvo” entre 1994 y 1999 “o varios partidos” que expresen esa comunión cultural avanzada e inclusiva. “Para esa cultura preciso una militancia de masas, un compromiso” de carácter “permanente” que consolide y proyecte lo que pasó en las semanas anteriores, cuando “el pueblo frenteamplista salió” con “la camiseta” puesta para disputar el partido desde la misma cancha “porque entendió que la campaña” oficialista “no lo estaba jugando”.
“Lo que hay que festejar es que estamos vivos, que somos un montón” que casi gana las elecciones “contra un gran consorcio electoral, que también es una representación de una articulación social que participa en el bloque de poder”, en definitiva “una coalición anti-distributiva”. Entonces, “con ese escenario planteado por delante, es necesario” ahora construir el “espacio social y político progresista que se plantee tener una articulación permanente y que esté siempre en campaña”, trascendiendo lo electoral.
Remarcó la relevancia de que “entre la primera y la segunda vuelta (…) existió un enorme trabajo en esto que se llamó ´voto a voto´” y fue realizado por la militancia no orgánica. En adelante “deberíamos revisar cuáles son las formas organizativas” del FA y el campo popular y progresista porque “yo quiero ir por la otra mitad del pueblo” para convencerla de que se sume al proyecto que defiende sus intereses.
Después el entrevistado señaló deficiencias en el manejo comunicacional de la campaña del candidato frenteamplista y valoró que “no tuvimos una buena campaña”. Se salió al ruedo “tarde y como se pudo”, y si aún así “el resultado fue excelente”, se debe a que “quien dio vuelta esto fue el frenteamplismo”. “Fue un respeto de la gente al frenteamplismo lo que planteó la posibilidad de construir esa confianza” para revertir la tendencia.
Acerca del proyecto de la llamada ´coalición multicolor´, apuntó que “no sabemos cómo va a ser este gobierno”, esto es “una profunda incerteza” tal como “no sabemos quién va a gobernar” efectivamente. “Es una coalición grande e impredecible por ahora” y entre otras grandes ausencias y silencios, “sigue sin aparecer la Ley de 500 artículos”, advirtió.
Sin embargo, está claro “quién ganó: ganó la ´coalición multicolor´, ganó la Presidencia y tiene mayoría parlamentaria”, y hasta ahora “la capacidad de transformación formal que tiene es enorme”, aunque “también la responsabilidad sobre lo que haga es absoluta”, puntualizó Labat.