Esta edición del Desfile de Llamadas rinde homenaje a uno de los baluartes de la cultura uruguaya. Repasamos biografía y obra de Lágrima Ríos, La Dama del Candombe y La Perla Negra del Tango.
Nació como Lida Melba Benavídez Tabárez en Durazno, un 26 de setiembre de 1924. Pero el gran cantautor uruguayo de tango Alberto Mastra la seleccionó para uno de sus coros y le pidió: “Vamos a cambiarte el nombre, elige entre Armonía o Lágrima. Ella eligió Lágrima, porque las lágrimas no siempre son de tristeza, las grandes alegrías también nos hacen llorar”. Así nació Lágrima Ríos.
Y prosiguió, según nota de Página12: “Esta tarde, en su casa de la calle Durazno, bien al sur, las lágrimas fueron esa mezcla incierta al recordar a su madre, con la devoción que sólo un hijo criado en el amor puede profesar. Hace años que Lida del Río primero y Lágrima Ríos después, se constituyó en la voz femenina del candombe”.
Su contacto con el tango comenzó en los conventillos de Montevideo. Su madre, trabajadora doméstica, la llevaba a las casas que limpiaba y allí se enamoró de las canciones que emitían las vitrolas. Ella misma trabajó como doméstica en casas sobre la avenida 8 de Octubre. El “blues” lo conoció limpiando la casa de un agregado cultural de la embajada de Estados Unidos, por ejemplo.
Hasta que se fue metiendo en diversos coros, incluido el organizado por Mastra. Posteriormente, ganó un concurso de la emisora Ciudad de Montevideo, lo que le valió trabajar para la orquesta de Orosmán “Gato” Fernández. Pero la despidieron por su color de piel, era 1956. También fue discriminada en 1988, por un embajador uruguayo en Alemania, Agustín Espinosa. Lo cuenta ella en nota para Página 12 de María Moreno.
“Me hicieron entrar a la embajada por la cocina mientras el embajador marchaba por la puerta. Yo iba con el pianista que me acompañaba y a él le dieron un dormitorio mientras que a mí me pusieron en un escritorio con un sillón. Me tiraron sábanas y algunas mantas. A la cama me la tuve que hacer yo. Recuerdo el gran jardín lleno de mesas con representantes de distintos países y el señor embajador, ausente. Cuando, en un momento determinado, estuve sola con el servicio, ellos me pidieron disculpas: ‘Nosotros estamos trabajando y tenemos que cumplir órdenes’”.
La decepción con sus parejas, los golpes de “Tejera”, el último y prolongado amor con “Paco” Gude. “Toda una vida de privaciones”, definió a la periodista a Radar, de Página 12.
Ríos, la artista: Las lágrimas no son siempre por tristeza
Luchadora y talentosa, su arte la llevó a lugares donde otros uruguayos aún no pisaron. La Sorbonne de París, en el Royal Albert Hall de Londres, residió tres años en España, fue presidenta de Mundo Afro desde 1995 y representó a Uruguay en la Cumbre contra la Xenofobia de Durban, Sudáfrica; junto a Amanda Rorra conoció a Winnie, la hija de Nelson Mandela.
Cantó con todos los artistas populares de Argentina. No importa a quién recuerde, desde “Palito” Ortega hasta Horacio Guarany, Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Héctor Maure, Alberto Castillo, Gustavo Santaolalla en tiempos recientes. Pero también cantó con Celia Cruz o Mary Wilson.
Incontables veces premiada en Carnaval, desde su primer premio en 1950 con “Añoranzas Negras” hasta los últimos títulos con “Serenata Africana”. Ganadora de “Morosolis”, de títulos nacionales y municipales. Recibió en 2001 a Danny Glover, actor y activista pro derechos.
En el arte y la militancia social. En el tango, el folclore y el candombe. En el carnaval. Lágrima Ríos es parte inseparable de la cultura de nuestro país, con todo lo que ello significa: “Soy una mujer a quien Dios le quitó muchas cosas, pero también le dio una garganta que a través de los años fue manteniendo su pureza y hoy puede presentarse frente al público y recibir el aplauso. No sólo en mi país sino también fuera de él. Mi nombre es conocido en lugares donde yo ni siquiera tenía la idea de que ellos supieran que existía alguien llamada Lágrima Ríos. Soy una mujer agradecida a Dios, pero estrella no”.
Lágrima Ríos falleció en la Navidad de 2006, luego de un largo padecimiento cardíaco.