En su espacio de reflexiones en M24 el expresidente José Mujica descartó “mala fe” del gobierno por eludir “medidas restrictivas” de la movilidad con “sanciones severas” que garantizaran su cumplimiento para contener la pandemia y por poner “toda la esperanza en las vacunas”, ya que éste solo evitó “ponerse en contra con un margen importante de opinión pública”.
Mujica evocó un episodio de su niñez en el que viajaba en ómnibus junto con su madre “cuando entre los pasajeros apareció una señora notoriamente embarazada, y yo, muy cómodo en mi asiento (...) me hacía el distraído y recuerdo (...) que mi madre me dio una sonora bofetada para que le diera el asiento” a quien “era portadora de una nueva vida; tal vez mi madre no lo podía saber, pero me iniciaba con una bofetada en el largo camino de la empatía humana y del deber de la solidaridad como obligación en la vida”; por eso “a veces, excepcionalmente, quien bien te quiere te hará llorar”.
El exmandatario apeló a ese recuerdo para intentar “entender humanamente el duro dilema que han tenido en el gobierno frente al cataclismo de la pandemia; porque las medidas restrictivas que en su momento aconsejaba la ciencia para disminuir el contagio (...) obviamente no podrían resultar simpáticas para un margen importante de nuestra gente (...) cansada de prohibiciones (...) eso estaba en el alma de mucha gente y (...) de haber aplicado esas medidas, para que dieran resultado tendrían que ser acompañadas de sanciones severas o multas, y eso iba a significar (...) ponerse en contra con un margen importante de opinión pública”, señaló.
“Y entonces, subjetivamente fue más cómodo, toda la esperanza se puso en las vacunas” pero estas “no podían hacer el milagro rápidamente, era un proceso” y en definitiva “se optó por un camino” cuyos “resultados son indisimulables, están allí; teóricamente se puede pensar que costó demasiado, sobre todo en decesos, pero no pensamos que fue una cuestión de mala fe; fue una percepción, que tal vez como sociedad nos resultó más cómoda, y mucho más trágica; yo no considero que fue una decisión iluminada por mala fe”, recalcó, dado que “gobernar es optar por caminos”.
Después Mujica también puntualizó: “yo no considero la exageración que se ha dicho de denuncias internacionales y cuestiones por el estilo, no; porque si estuviéramos en condiciones de eso, estaríamos en condiciones de ser una sociedad tan libertaria que no necesitaríamos gobierno; no, en realidad hubo una defensa de tratar de no chocar con (...) opinión pública; no existió eso que tuvo mi madre, que me castigó delante de la gente para darme una lección, me dolió mucho, pero vaya que aprendí; es duro tener el coraje y pagar el costo de hacer llorar a quien quieres”, dijo el expresidente.