El politólogo Daniel Chasquetti presentó una reseña de cuatro puntos que explican las limitaciones de gobernabilidad que tendría el candidato blanco, Álvaro Delgado, en caso ser el próximo presidente de la República, ya que la coalición multicolor no tiene mayoría en el Senado ni en Diputados.
En una columna publicada en La Diaria, Chasquetti describió lo que para él podrían ser cuatro obstáculos que tendría Delgado en un eventual gobierno de la ahora autodenominada Coalición Republicana.
Esto porque la correlación de fuerzas dentro del Poder Legislativo sufrió una sensible modificación para el oficialismo, tras las elecciones del 27 de octubre, que deberá afrontar en caso de ganar la segunda vuelta prevista para el próximo domingo 24 de noviembre.
Es que en el Senado el Frente Amplio cuenta con mayoría, por lo que no está obligado a ganar en el balotaje para obtener una nueva banca que ocuparía eventualmente la candidata a vicepresidenta Carolina Cosse.
Si bien en Diputados el Frente Amplio ya no tiene mayoría, la coalición de gobierno tampoco lo tiene, dado que Identidad Soberana cuenta con dos bancas, con condiciones de otorgar mayoría a cualquiera de los dos bloques.
En su columna en La Diaria Chasquetti se pregunta: "¿Puede gobernar Delgado y su coalición sin controlar el Senado?". La respuesta es que "puede, pero implica asumir los riesgos de una situación francamente adversa".
En ese sentido, presenta cuatro razones. El Senado, dice, es quien aprueba las venias del Poder Ejecutivo en la designación a directores de las empresas públicas, consejos descentralizados, embajadores.
"La Constitución establece que esas designaciones requieren una mayoría de 2/3 del cuerpo y, en su defecto, establece la posibilidad de dejar pasar 60 días y aprobarlas por mayoría de miembros. Bajo estas condiciones, el Frente Amplio al mando del Senado cuenta con un poder formidable sobre los elencos dirigentes del Estado. Podría perfectamente bloquear todas las designaciones u obligar al presidente a asumir un costo impensado al momento de negociar los nombramientos", apunta el analista.
Recuerda, además, que la lógica que impera en la conformación de los directorios de las empresas públicas es que la mayoría de los cargos son ocupados por el gobierno y en minoría la oposición. Pese a esto, en este caso "puede modificarse drásticamente porque el Frente Amplio pedirá más y el presidente no tiene otra opción que conceder, introduciendo así posibles inconsistencias en el diseño general del gobierno".
"Imaginemos por ejemplo unos consejos de la enseñanza o un directorio de Antel gobernados por una mayoría de la oposición", añade Chasquetti.
El segundo obstáculo. El Senado está en condiciones de bloquear todos los proyectos de ley que envíe el Poder Ejecutivo.
"Dijimos que en Uruguay se gobierna por ley, pero si una cámara bloquea, el resultado será el no-gobierno. La única forma de pasar leyes será negociar con el Frente Amplio, lo cual añade otra distorsión, pues el programa de la coalición de gobierno quedaría sujeto al arbitrio de las preferencias del Frente Amplio, pudiendo sepultarlo en las comisiones que controlará por contar con mayoría en su seno", explica.
Pero, a esto hay que sumarle las condiciones de la coalición de izquierda incluso para "iniciar legislación desde esa cámara" y al mismo tiempo "buscar en la cámara baja los dos votos que le faltan".
"El presidente quedaría obligado a vetar esas decisiones, pero la trabazón en la que incurrirá el sistema por la repetición de sucesos podría ser inesperada", alerta el analista.
El tercer obstáculo para Delgado. El Senado, con mayoría del Frente Amplio bajo un gobierno de la coalición multicolor podría censurar ministros. "La censura no prosperará en la Asamblea General siempre y cuando el partido de Gustavo Salle no se sume a la aniquilación", acota.
Y prosigue: "El siguiente paso podría consistir en que el presidente no acepte la censura, abriendo la puerta a un conflicto de poderes –tan bien regulado por la Constitución– que derive en una disolución de las cámaras y una convocatoria a elecciones legislativas anticipadas (...) entraña un riesgo institucional nunca antes vivido".
Finalmente, el cuarto obstáculo para un eventual Delgado presidente. El Senado podría votar toda clase de comisiones investigadoras: pasaportes rusos, Sebastián Marset, Carlos Albisu, Pablo Caram, y casos que puedan vincular a Luis Lacalle Pou.
"Esta situación podría replicarse en la cámara baja con el concurso de Salle, generando así un escenario peligroso de polarización", agrega.
Chasquetti sintetiza que este ejercicio "es conveniente porque alerta con claridad sobre las pobres condiciones de gobernabilidad que ofrece la candidatura de Álvaro Delgado".
"La elección de finales de noviembre no sólo será entre dos personas, entre dos coaliciones o entre dos proyectos de país, como les gusta decir a muchos políticos. También será entre una forma histórica de gobernabilidad –estable y previsible– y una nueva forma nunca antes vivida, la del gobierno dividido", concluye.