El Gobierno busca permanentemente la generación de optimismo con la presentación de indicadores y objetivos cumplidos. Pero el balance del año muestra que, más allá de los datos que presenta el Gobierno, el año fue muy difícil por los casos Marset y Astesiano y por el resultado cerrado del plebiscito por la LUC, analizó el sociólogo Eduardo Bottineli.
El columnista enfocó en las encuestas de opinión pública que miden la imagen y confianza en el presidente para concluir que está en un momento de caída, esperable sobre la mitad del período gubernamental. Pero algunos hechos políticos y cambios en la comunicación del mandatario incidieron fuertemente en la caída de la aprobación y confianza.
Cuando se alcanzaron las firmas para disparar el mecanismo de la consulta popular para derogar a la LUC, la reacción del Gobierno era que no iba a detener su agenda. Pero sí se concretaron cambios, como dilatar la presentación de la reforma jubilatoria.
El impacto del resultado, con el capital político del presidente puesto en la mesa, comprometió la imagen presidencial. La percepción sobre la seguridad pública mostró un viraje importante.
Los datos vinculados al mercado laboral presenta elementos positivos, así como el déficit fiscal, anuncios de cambios tributarios para marzo de 2023, etc. Pero con estos elementos, la población mantiene valoraciones negativas en cuanto a ingresos de los hogares e inflación.
El caso Marset y el caso Astesiano modificaron la agenda e impidió el control de la agenda de temas por parte del Gobierno, al que le cuesta salir a exponer otros tópicos. Ninguno está cerrado y sistemáticamente se publica información novedosa. El Gobierno perdió, entonces, la organización e iniciativa de los temas que se colocan en la agenda pública de discusión.
Y se observan fisuras, con Cabildo Abierto marcando sus propios temas, blancos generando críticas, en especial los de Jorge Gandini y Guillermo Besozzi, que rompieron el bloque monolítico de defensa cerrada al Gobierno.
Por tanto, el Gobierno cierra el 2022 con varios frentes abiertos y sin posibilidad de cerrarlos a corto plazo, a lo cual se suma la definición de las campañas electorales. Hay que ver lo que ocurra con el debate por la reforma jubilatoria, que continúa en negociación.