En una entrevista en el programa "Nada que Perder" de M24, John Díaz, coordinador junto al padre Mateo Méndez del proyecto Minga en Las Piedras, Canelones, compartió la historia y evolución de este proyecto social que ha trabajado incansablemente con adolescentes y jóvenes durante los últimos 14 años.
Minga es una obra social salesiana que nació en Las Piedras después de que el padre Mateo Méndez renunciara a su cargo en la Colonia Berro, conocida como la cárcel de menores. “Minga surgió como una respuesta a la problemática de los adolescentes que estaban fuera del sistema educativo formal y expuestos a múltiples riesgos”, explicó Díaz.
El proyecto comenzó con nueve meses de asambleas abiertas en la comunidad parroquial de San Isidro Labrador, donde vecinos discutieron cómo abordar las necesidades de los jóvenes excluidos. “La intención era simple: algo teníamos que hacer, y debía ser una respuesta comunitaria”, señaló.
Inicialmente, Minga se enfocó en ofrecer actividades durante las noches, cuando los jóvenes estaban más expuestos. “Empezamos ofreciendo un plato de comida, juegos y conversaciones con los líderes de los grupos de jóvenes más vulnerables”, comentó Díaz. La filosofía de Minga fue construir el proyecto junto a los adolescentes, adaptando continuamente las actividades según sus necesidades.
Hoy, Minga ha crecido significativamente. “Pasamos de nueve adolescentes a un movimiento de cerca de 200 jóvenes que participan todo el año, con un centro abierto casi 24 horas al día”, destacó Díaz, subrayando el impacto positivo y la transformación lograda en la comunidad.
Uno de los momentos más difíciles para el proyecto fue la pérdida de adolescentes a causa de la violencia. “La muerte de adolescentes jóvenes, cada vez más temprano, nos llevó a bajar la edad de atención. Así nació Preminga, que atiende a niños de 12 a 14 años”, relató Díaz. Esta ampliación ha sido fundamental para ofrecer una red de apoyo más amplia y efectiva.
El éxito de Minga radica en su enfoque inclusivo y adaptativo. “El proyecto cumplió con creces su objetivo de ser un lugar de esperanza. Hoy, las familias también están involucradas en nuestro sistema pedagógico, lo que ha fortalecido aún más nuestra comunidad”, afirmó.
A lo largo de sus 14 años, ha demostrado ser una iniciativa esencial para la comunidad de Las Piedras. Díaz concluyó que el compromiso y la participación activa de los jóvenes y sus familias han sido clave para el éxito continuo del proyecto. “La intención era clara desde el principio, pero la forma la hemos ido descubriendo y construyendo juntos. Y eso es lo que ha hecho de Minga un verdadero movimiento de esperanza y transformación”, finalizó.