Mujica llamó a dejar “la tontería” y aprender de nuestra Historia: “ni estatismo feroz, cerrado, ni tan chorlitos de que todo lo que venga de afuera es mejor”

Expresidente José Mujica (Foto: Santiago Mazzarovich / Adhocfotos)

En su espacio de reflexiones en M24 el expresidente José Mujica recordó que “los aranceles que nos cobran en Europa y en parte del mundo hablan bien claro de que son abiertos para vendernos pero no para comprarnos”.

Mujica abrió su columna reseñando trazos paradigmáticos del proceso de tránsito desde el feudalismo y el mercantilismo hacia el capitalismo, modo de producción éste que durante su periodo “emergente era terriblemente, asquerosamente proteccionista; sin embargo, dos siglos después” y debido a causas ligadas principalmente a la evolución productiva de “Inglaterra” y a su posición comercial dominante, “apareció la teoría del libre comercio, la libertad de comercio, que fue luchando por todas partes” incluyendo a la “América española”, que sucumbió a “los intereses más poderosos ingleses del ́dejar hacer ́ y el ́dejar pasar ́, una ideología que junto con la pólvora (…) fracturó y liquidó definitivamente los resabios del feudalismo”, anotó.

Después evocó el pensamiento nacional y desarrollista de un joven José Batlle y Ordóñez citando algunas líneas escritas en la última década del siglo 19 por el fundador de la corriente que a la postre sería el Batllismo, para destacar a continuación y a modo de ejemplo algunas realizaciones emblemáticas de aquel pensamiento como “el Banco de la República, que en su origen” tuvo “participación privada (…) especie de empresa mixta”.

Por ese camino, prosiguió, “el Uruguay fue tomando una fisonomía, pero desde entonces hasta hoy ha habido siempre un enfrentamiento del cual parece no queremos aprender: que en un país pequeño ciertas grandes actividades tienden a ser monopólicas por estatura, y que si ese monopolio es extranjero, peor, y que al capital nacional le costaba muchísimo, no por falta de capital sino por falta de decisión, de expertise, de oficio, meterse a hacer estas cosas y por eso el Estado asumió la responsabilidad de llevarlas adelante, con las virtudes que puede tener el Estado y con los defectos que también lleva”.

“Ha habido una parte del Uruguay que criticó al Estado y muchas veces con razón, pero se comió siempre la otra: que en realidad la actividad monopólica en manos de recursos del exterior no era otra cosa que el país de ́Las venas abiertas ́, porque en realidad a la larga lo que asegura el progreso económico en una sociedad es que la ganancia que deja el circuito económico se reinvierta lo más posible en el propio país, para con ello ir amplificando y multiplicando la inversión y el crecimiento productivo y el desarrollo del país; cuando se pierde soberanía sobre la ganancia, sobre el excedente, porque está manejado por intereses de afuera, al ser de afuera naturalmente necesitan llevarse la ganancia”, graficó.

Mujica puntualizó al respecto que “no podemos caer en la ilusión fanática de creer que toda la literatura que nos viene de afuera es lo más correcto; creo que sería un disparate hablar de país cerrado, pero es de bobos no darnos cuenta de que nos piden que nos abramos todo lo posible pero ellos no se abren; porque los aranceles que nos cobran en Europa y en parte del mundo hablan bien claro de que son abiertos para vendernos pero no son abiertos para comprarnos, y no deberíamos ser tan tontos de chuparnos todo lo que nos viene como literatura hecha desde afuera”.

Por ejemplo, “para poner boliches no necesitamos inversión extranjera” sino “cuidar nuestra humilde clase media y asegurarle que el comercio interno es cosa de la gente de aquí”; pero en cambio, “si nos vienen a trabajar con una tecnología de la cual ni tenemos noticias ni tenemos capacidad, bienvenido sea”, al igual que “si vienen a trabajar para abrirnos puertas en mercados a los que no tenemos acceso; pero no pongamos todo en la misma bolsa que todo lo que viene de afuera va a ser mejor que lo que tenemos acá; es hora de que dejemos la tontería y aprendamos un poco de nuestra propia Historia; ni estatismo feroz, cerrado, ni tan chorlitos que todo lo que venga de afuera es mejor”, ya que “hay cosas que hay que cuidarlas y defenderlas, porque lo contrario no es ser abierto o liberal o estatista, es ser chorizos”.

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