Es cierto que la edad es únicamente un número que va cambiando conforme pasa el tiempo, una sumatoria mecánica y lineal de números en ascenso que van marcando cuantas vueltas al sol ha dado tu vida en lo que va de vida. Sucede bastante que la percepción de cambiar de edad parecería estar más relacionado a algo que nos trasciende, como si a cada edad se esperara algo a nivel colectivo, que si te alejas mucho de eso probablemente te puedas sentir fracasado, loco, visionario, rebelde, a destiempo, confundido. Sola, terriblemente sola. Esto puede darse en todos los planos de la existencia. Hay edades para todo, tatuarse la cara y ponerse una campera de cuero a los 80 te puede posicionar como una ídola o llevarte directamente al manicomio. Una gurisa de 15 años que juega con muñecas y no quiere saber de nada con tener novio/a tampoco se la va a tener fácil. Un muchacho de 30 que duerme todo el día y solo se levanta para comer la comida que le prepara su madre para luego volver a su cama, claramente es un vago o está de vivo. Quizás muchas de estas situaciones no serían un problema si las personas en cuestión no tuvieran la edad que tienen, porque la sensación es la de estar a destiempo con la realidad que espera algo de vos, sin que nadie diga o explicite nada. Eso está y tiene su peso. Incluso podría asegurar que tiene hasta un camino marcado parecido a la idea de evolución, a medida que vamos creciendo tenemos que ir logrando ciertas metas que nos comprometen cada vez mas a otras cosas que a su vez tienen mas eslabones y mas, y mas. Y no se te vaya a ocurrir romper algún eslabón de esa cadena porque sería como involucionar de tu propia vida. Me acuerdo las palabras de un maestro de danza que decía algo así que la vivencia de la edad que tenemos es siempre la misma, siempre somos eso que somos, o que cambia es la transformación del envase y lo que los mandatos nos piden que hagamos a esa edad. Pero quienes somos realmente no tiene edad, no se simplifica a un número.
Pero dicho, reflexionado y divagado con esto como se debe para ser un lunes, vamos a pasar a lo que sí resulta ser un mojón ineludible para la edad que tenemos. Que es la vivencia compartida con las personas de la misma edad, que inevitablemente esta atada a los recuerdos, sensaciones y emociones que marcaron épocas de nuestra vida en conjunto. Hay una sensación muy placentera de recordar en grupo, casi como un éxtasis de prestarnos los recuerdos y viajar en grupo al pasado. Es como poner una pausa a la incertidumbre de lo que nos espera a futuro y quedarnos en las playas tropicales de aquello que vivimos todos y que tan feliz, o no, nos hizo.
Y ahí la principal aliada como siempre es la música.
Como siempre la música nos une y nos conduce instantáneamente a esas rutas emocionales que no tienen tiempo adentro nuestro.
Por eso en los cumpleaños muchas veces sucede algo casi mágico y ritualero, que es que la música que elegimos nos lleva a una especie de regresión grupal donde afloran nuestros yo del pasado en un abrazo colectivo lleno de euforia y sin la huella del paso del tiempo.
Es como el climax de aprovechar lo que la edad nos dio para desobedecerla totalmente solo por un rato.
Imaginate ahora que te contratan de DJ de un cumpleaños como cualquier otro, de una persona que podría ser amigo o amiga tuyo. Que cumple entre 30 y 40 años, por ahí. Te van a pagar una buena plata y tenes que encarar, armar una buena playlist. No te dicen mucho sobre esta persona, solo que quieren escuchar buena música, Hist. y bailar mucho.
El desafío está planteado, decís que si, sin pensarlo mucho y te sentas en la compu a trabajar. ¿Qué música pondrías? ¿Qué canción no puede faltar en este cumple?