Nos subimos al desarrollo o nos transformamos en Humanidad sobrante, dijo Mujica

En su espacio de reflexiones en M24 el expresidente José Mujica convocó a “sacudir este país hacia un progreso cultural y científico masificado que nos califique”, siendo la alternativa a esto “quedar relegados a cumplir las humildes tareas de mantenimiento” en la división internacional del trabajo.

Mujica abrió su columna destacando una información aportada por “una institución gremial” del ámbito patronal según la cual desde marzo del año pasado “se han perdido 45.000 puestos de trabajo” y “han cerrado 6.000 empresas aproximadamente, muchas de ellas micro, pequeñas, medianas”; señaló que “esto genera interrogantes” relacionadas a “la inestabilidad laboral, la pérdida de puestos de trabajo, y esto es grave, es importante”.

Y mientras en el plano mediático “permanentemente” se opina sobre “el crecimiento”, se informan “los registros macroeconómicos” de variables como “la inflación” y de factores como “la producción, particularmente agropecuaria”, y también mucho “se habla de las inversiones”, sucede que “poco se difunden las cifras negativas y regresivas en materia de trabajo, salarios, pensiones, que corroen la confianza pública por todas partes”.

Acerca de ello, indicó, “recordemos que en nuestro tiempo vertiginoso la acumulación es una obsesión” y “legitima el enriquecimiento asimétrico de algunas expresiones de capital”; tan es así que “en medio de la pandemia ciertos núcleos privilegiados multiplican aceleradamente su riqueza”; “mientras que la concentración de la riqueza anda en ascensor, la distribución anda a paso de tortuga”, graficó el exmandatario y apuntó que hoy día “la Humanidad ha entrado en esta contradicción: cómo encontrar una justa combinación del concepto de libertad con el de necesidad”.

“Nos damos cuenta de que toda Nuestra América Latina tiene este desafío coyuntural: o nos subimos al desarrollo o corremos el riesgo de transformarnos en una especie de Humanidad sobrante, porque si nos han precisado hasta ahora, no necesariamente nos van a precisar mañana con el incremento formidable de las posibilidades que abra, que está abriendo esta aurora del conocimiento y de la inteligencia artificial; ser desarrollado significa tener los medios para masificar el conocimiento y la cultura”.

Hacia “los próximos 30 años”, alertó, “por lo menos la mitad del capital humano joven de esta sociedad no tiene formación terciaria” y “vamos a quedar relegados porque el proletariado del futuro es el que está entrando a las universidades hoy; los cambios tecnológicos tienen tal velocidad que requieren y van a requerir un caudal humano con altísima preparación, y después al costado va a haber un cúmulo de Humanidad sobrante”, recalcó.

“Si no avizoramos ese porvenir que está delante nuestro, corremos el riesgo de quedar relegados a cumplir las humildes tareas, en el mejor de los casos, de mantenimiento, como esos trabajadores de color que se cuelan en la economía europea para hacer esos trabajos que los hombres de Europa ya no quieren hacer, o esos trabajadores mexicanos en los campos de California”; es así que “la libertad del futuro está ligada al incremento del conocimiento” y esto “significa el esfuerzo de una construcción conjunta, pero en América Latina, en nuestros países gastamos mucha energía y mucha pavada en las contradicciones inevitables de nuestro diario vivir, y nos achicamos en el debate y en la visión pensando que el mundo se termina con nuestra vida; no estamos trabajando para dejar a aquellos que nos sucedan en condiciones de no ser humildes sirvientes de segunda”.

“Hoy, el mundo desarrollado no nos ha sacado ventaja solo en capital” sino también “una enorme ventaja en el campo del conocimiento, y esta es la brecha más difícil de cubrir; pero para poderla cubrir seguramente habría que sacrificar cosas que probablemente ofenden nuestro diario vivir, y somos políticamente impotentes para sacrificar esas cosas a favor de las necesidades que tendrá el futuro; vaya drama el de Nuestra América Latina, pero la prosperidad y el progreso no los regalan en el mercado mundial”; “la pequeñez de nuestros choques nos termina achicando a todos”, criticó.

El expresidente proyectó que “nos esperan muchos cambios, y tal vez nos esperan muchas más luchas por esos cambios, los no aparentes, los que no se ven pero que deciden la historia dentro de veinte o treinta años; el Uruguay vive a los saltos, más que tener presidente tendríamos que tener un comandante de bomberos, más bien un apagador de incendios”, ironizó.

“Si no logramos sacudir este país hacia un progreso cultural, científico, masificado, que nos califique, no en cantidad sino en calidad, y ello significa tener medios” y esto a su vez implica “previamente desarrollar una economía vigorosa que lo sustente, difícilmente vamos a tener medios para atender esa demanda que nos reclama el porvenir”, pronosticó Mujica.

“Lo que viene no es más de lo mismo, es otra historia, muy distinta, con cambios abismales, que ni siquiera podemos registrar prolijamente; y en ese mundo tendrán que vivir quienes nos sucedan, flanqueados por dos fantásticos problemas que les legamos: el cambio climático, que lo estamos viviendo y contemplando, y por otro lado la carrera interminable de acumulación, que está acentuando la desigualdad por todo el planeta”.

Y “este problema de la concentración excesiva de la riqueza no es un fenómeno casual o pasajero, es una construcción histórica del hombre que solo el hombre puede cambiar si tiene capacidad de decisiones; no es un signo inevitable de la naturaleza” y “va a estar en la aparición de todas esas demandas de lo que se puede llamar ´la democracia callejera´, que cada vez probablemente sea más fuerte y presente; bastante útil para detener, pero el problema es cómo y con qué construir, cómo amalgamar voluntad política para construir lo necesario para el tiempo que inapelablemente vendrá”.

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