El gobierno anunció un plan de saneamiento para el interior del país con una inversión de 284 millones de dólares, que el director de OSE por el Frente Amplio (FA), Edgardo Ortuño, votó en contra por evaluarlo “insuficiente e inconveniente”, según explicó en Menú Informativo.
Ortuño señaló que “lo consideramos insuficiente e inconveniente” por varias razones y una es que el proyecto “supone pocas obras en relación a las anunciadas inicialmente por el gobierno, que se reducen de 124 a 61”.
Además brindará “un nivel de cobertura de la población muy inferior al planteado originalmente (…) alcanzando tan solo en algunos casos a entre un 15 y un 30% de la población” de las localidades en que se construirá.
Otra objeción del FA es que tales obras “serán de menor calidad” porque “no está previsto en los diseños la ampliación para incorporar” después “a la población que no será atendida por este proyecto”, como “tampoco está estudiado el impacto de estas obras en las redes existentes ni la articulación con los proyectos que OSE tenía diseñados para estas localidades”.
Sin embargo, puntualizó el director frenteamplista, “lo más preocupante es el retroceso en materia ambiental porque se elige construir sistemas de tratamiento de los líquidos residuales, de las aguas cloacales, con niveles de tratamiento menor a los estándares ambientales que venía colocando OSE”.
Con este proyecto y el denominado ´Neptuno´ “se está reduciendo las capacidades de la empresa pública de agua y saneamiento, que es la OSE; hemos perdido un 20-25% de los funcionarios por la prohibición de recuperar y reponer las vacantes, en estos 3 años no ha ingresado una persona y se han jubilado y hemos perdido en el entorno de las 1.000, de los 4.500 funcionarios que teníamos cuando terminó el gobierno del FA”.
Al mismo tiempo, recordó, “se ha recortado el presupuesto” de la empresa estatal y “ahora se está transfiriendo competencias y ejecución de proyectos propios de OSE a empresas privadas justamente con el argumento de que OSE no tiene capacidades para llevarlos adelante, lo que en los hechos supone un proceso privatizador de nuevo tipo, diferente al de los 90, que suponía la venta de las empresas públicas a capitales privados”, rememoró.
Ortuño advirtió que “en la medida que (OSE) se siga debilitando en funcionarios y en recursos económicos, indefectiblemente terminará en un proceso de liquidación, razón por la cual nos oponemos firmemente a este nuevo modelo de gestión que supone una privatización de nuevo tipo”.