El sindicato metalúrgico y el gobierno acordaron evaluar la viabilidad técnica y económica de fabricar componentes navales en Uruguay ante una posible rescisión del contrato con el astillero español.
El presidente de la Confederación de Sindicatos Industriales (CSI) y de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos y Ramas Afines (UNTMRA), Danilo Dárdano, informó que el gremio mantuvo una reunión con la ministra de Defensa, Sandra Lazo, para evaluar la situación de la construcción naval y la eventual fabricación de partes de las patrulleras de la Armada Nacional en Uruguay.
Dárdano explicó al portal de M24 que el encuentro fue parte de una serie de reuniones previas sobre el estado del sector y que el objetivo fue “intercambiar información” sobre el posible impacto de una eventual rescisión del contrato con el astillero español Cardama, responsable hasta el momento de construir dos buques oceánicos para la Armada Nacional.
Según indicó, el sindicato se retiró con el compromiso de “trabajar en conjunto con el ministerio, con el sector empresarial y los trabajadores” en el “hipotético” caso de que el contrato se rescinda.
El dirigente aclaró que, por el momento, “no está definido nada” y que “no hay tiempos establecidos”, pero valoró la disposición del gobierno a considerar la opción de reactivar la construcción naval en el país.
Dárdano remarcó que “hay que cuidar extremadamente las palabras” para evitar generar expectativas infundadas en los trabajadores del sector, muchos de los cuales están sin empleo.
Respecto a la capacidad industrial local, el representante de la UNTMRA sostuvo que se podría “fabricar todo en Uruguay” y se refirió específicamente al proceso de ensamblaje de componentes importados.
“Fácil no hay nada, pero imposible tampoco en este sentido. En Uruguay ya se han construido barcazas y el último gran buque que construimos en Uruguay en forma compartida con Holanda fue la draga para la ANP [Administración Nacional de Puertos]”, dijo Dárdano y añadió que esta construcción implicó 800 toneladas de acero, que fueron ensambladas en Uruguay.
Dárdano planteó que el proyecto podría organizarse a través de una “asociación de empresas” para que el armado de bloques y su posterior ensamblaje, lo que generaría un efecto positivo tanto en la industria como en el empleo. “Lo importante sería que los números finales también le sirvan al Ministerio de Defensa y a la sociedad en su conjunto, que es la que termina pagando estas inversiones”, sostuvo.
El dirigente sindical destacó que existe una “sintonía” con la ministra Lazo respecto a la relevancia de retomar la construcción naval en Uruguay. Aunque reconoció que “hay una restricción fiscal importante”, señaló que si se rescinde el contrato con Cardama “hay voluntad de, por lo menos, estudiar la posibilidad de fabricar” en el país.
Actualmente, la industria naval uruguaya atraviesa una situación crítica tras el cierre de la empresa Tsakos en marzo de 2024, lo que provocó una “gran caída en la cantidad de mano de obra”, según Dárdano. Estimó que más del 50 % pertenecía a esa firma y planteó la necesidad de desarrollar una “sinergia público-privada” que permita revitalizar la actividad.
Dárdano subrayó que la reactivación del sector sería una “señal muy importante” del trabajo conjunto entre el Estado, los empresarios y los trabajadores. Añadió que contar con nuevas patrulleras también fortalecería el cuidado de las aguas y de la soberanía nacional "en el territorio marítimo”.
Por su parte, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Juan Castillo, confirmó hoy en rueda de prensa que el gobierno analizará junto con el sindicato y el Ministerio de Defensa “qué parte de la embarcación es posible construir acá” y cuáles requerirían tecnología o mano de obra del exterior.
“Nosotros quisiéramos. Si se puede o no se puede, lo van a estar investigando el propio Ministerio de Defensa en coordinación con el sindicato metalúrgico y la central, con el apoyo del Cuesta Duarte”, declaró y explicó que el objetivo es “darle la oportunidad a los obreros uruguayos para que demuestren” su capacidad.
Castillo recordó que en el pasado “era imposible pensar que se pudiera construir una draga en Uruguay y se hizo”, y que también se fabricó “una barcaza para la pasta de celulosa”. En esa línea, expresó su confianza en que “no hay imposible para los uruguayos” y que esta podría ser “una nueva muestra” de la capacidad industrial nacional.