El gobierno de Israel cambia su gabinete. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, despidió al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por discrepancias sobre el curso de la guerra en Medio Oriente. Un mes atrás debió revisar la misma medida por masivas movilizaciones en apoyo a Gallant, que ahora confirma su rol como un rival político.
Fue el 12 de agosto. Netanyahu criticó al ministro Gallant por unas declaraciones ante un comité parlamentario israelí sobre el objetivo final de la intervención militar del último año. Puso en dudas la posibilidad de una “victoria absoluta” sobre el grupo terrorista Hamas. Y la grieta salió a la luz.
Es que la posición de Yoav Gallant, hoy exministro de Defensa, ponía en falsa escuadra el objetivo de la misión militar de Netanyahu ante la mirada de los legisladores de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knéset, el parlamento. El relato de la agencia France 24 añade que el jerarca había señalado que las condiciones para una guerra contra Líbano “son opuestas a las que había al principio”.
Pero Netanyahu reiteró que la meta es la “victoria absoluta” de Israel sobre Hamás, así como la recuperación de todos los rehenes, una directiva que obliga a todo el gabinete de seguridad, incluido a Gallant.
La interna en el partido Likud se tensiona desde marzo de 2023, cuando el propio Gallant pidió impedir el avance de una reforma judicial que le permitía a estrados judiciales anular decisiones parlamentarias o del Poder Ejecutivo. Fue la propia Corte Suprema de Justicia quien anuló la reforma de Netanyahu.
Es que muchos integrantes de la reserva miliciana israelí se habían sumado a las protestas contra la reforma judicial. “Cualquier cosa que rompa la unidad del ejército debe ser reemplazada”, había dicho.
En la jornada, Netanyahu reemplazó a Gallant por el actual ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz.