La sucesión de anuncios impactantes sobre asuntos migratorios, fronterizos y geopolíticos del presidente estadounidense Donald Trump expresa principalmente una táctica de shock para aturdir a todos aquellos de quienes espera obtener concesiones, resumió el analista de temas internacionales Leo Harari en Nada Que Perder.
Harari aludió a las medidas adelantadas por Trump en campaña e indicó que “la primera que se concretó era shockear, aturdir, crear un estado de ánimo de desborde y sorpresa que él mismo dijo que iba a hacer, y que es parte de la táctica no solo de Trump: otros gobiernos de extrema derecha han hecho lo mismo, (Javier) Milei con sus decretazos y un poquito modestamente acá en Uruguay con la LUC, el hecho de tirar todo el programa arriba de la mesa”.
Esa táctica de golpear “hace que los diferentes sectores afectados salen a pelear todos al mismo tiempo, y es un ‘divide e impera’, en vez de darle el tiempo al movimiento popular a organizarse, a focalizar sus consignas; es un hormiguero pateado”, graficó.
Distinguió: “lo importante es que algunas cosas son puramente de forma y otras son más en serio; cambiarle el nombre al Golfo de México es algo infantil y no tiene grandes consecuencias, salvo para los que editan mapas (…) pero otras son muy violentas”.
“Sus dos socios comerciales más cercanos, sus vecinos Canadá y México, han recibido bofetadas directamente humillantes en la cara (anuncio de suba de aranceles para importaciones de Estados Unidos); y son medidas de verdad, aunque no necesariamente el objetivo sea llevarlas hasta las últimas consecuencias”, matizó.
“Nos dimos cuenta con Colombia: fue un gran show sacar inmigrantes como si fueran ‘peligrosos’, ‘enemigos’, ‘criminales’ y qué se yo; y después lo que importaba negociar era una manera de olvidarse del tema y seguir a otra cosa, sin perder la cara”.
“Pero algunos de ellos comienzan a tener efecto: Canadá está en una situación extremadamente difícil; no es solo el hecho de que los pone en una situación difícil sino que al mismo tiempo está invalidando todos los acuerdos, tratados, convenios y años de práctica en común; yo digo ‘el imperio está desnudo’, quiere expandirse geográficamente, aumentar los flujos de dinero”.
Trump expresa así “un discurso que no hace más que esconder las razones más profundas, que son imperiales, de un imperio que en el fondo se siente debilitado frente a una China que hace poco ruido pero que cultiva muchas nueces, que va avanzando; y también es una manera de manejar su propio pueblo”, advirtió.