No se cuantas personas pueden sacar chapa de ser las primeras en algo, y mucho menos en algo que tenga cierta relevancia o dificultad. Piensen en sus casas un poco sobre esto, sobre las primeras veces en lograr algo, sobre los muchos intentos que se requieren, sobre lo que cuesta abrir caminos nuevos, rutas que nunca antes nosotros habíamos caminado. Puede ser metafórico esto de la primera vez, y pueden ser metafóricas las rutas y los caminos, pero también puede ser reales y palpables.
Vanessa Estol se convirtió este año en la primera uruguaya en hacer cumbre en el punto más alto de la tierra, el Everest. 8849 metros sobre el nivel del mar. Hasta hace un mes y medio ningún ser humano había llegado a la puertita de la montaña y había dicho, “nací en Uruguay, y voy a subir hasta allá arriba”. Bueno, que lo dijo y lo logró, porque ella ya había estado intentándolo, pero ahora encontró las condiciones para concretarlo. Como se imaginarán, el camino que hizo Vanessa, es particularmente difícil, primero por las dificultades propias del camino, que incluye accidentes, falta de oxígeno, avalanchas, pero además, miremos a nuestro alrededor los que estamos acá, los que están escuchando, e imaginan lo difícil que es salir desde este rincón del mundo y terminar arriba del Everest. Es casi un error en la matrix, crecer en Solymar y terminar en Nieve y Altura, cerrar la brecha que separa esos dos mundos, pasar de esos 30 grados de playa a los menos 20 y comida en sobrecitos, es una proeza contemporánea. Vanessa Estol lo hizo el 14 de mayo, cuando llegó a la cumbre del Everest, aunque también, dice que subir es difícil pero lo realmente complicado es bajar. Es decir, el camino es pal que viene y pal que va, diría Zitarrosa.
Tuvimos en Tapalo con radio para hablar de todos los caminos que hay que caminar, Vanessa Estol, la primera uruguaya en subir el Everest.