Lucio, el albañil anarquista

El pasado 18 de julio, el anarquista español Lucio Urtubia murió en París a los 89 años, ciudad a la que tuvo que exiliarse en 1954 cuando contaba 25 años.

Su vida ha dado pie a libros, documentales, obras de teatro, cómics y muchas horas de animada charla. Porque Lucio, además de hacerlo, lo contaba.

Y lo hacía de la misma manera limpia, clara, ilusionada y directa con la que actúo en su vida.

Contaba su historia con humor y picardía. Murió guardando secretos que uno descubría detrás de su sonrisa.

¿Por qué citar a Lucio Urtubia y que relación tuvo con Uruguay? Eso lo veremos mas adelante.

Lucio nació en Navarra en 1931. Fue albañil hasta su muerte. Cuando se le preguntaba, decía con orgullo: “soy albañil”. Pero era otras cosas.

Fue un militante anarquista internacionalista. Su mirada con el cambio social no se detenía en los Pirineos. Iba más más allá.

Fue un activista y trabajó para grupos anarquistas y revolucionarios en muchas partes del mundo.

Fue uno de los partícipes principales de una acción para recaudar fondos destinados a distintas formaciones políticas, basada en una estafa al First National City Bank mediante la falsificación de cheques de viajero (traveler’s cheques) con planchas de imprenta de las que él fue el autor. Cientos de cheques de viajero falsos se distribuyeron por Europa y varios países de América Latina entre enero de 1980 y diciembre de 1982.

Las denominadas “operaciones de recuperación de dinero”, de las que la estafa al City Bank formaba parte, servían para la recaudación de fondos destinados a apoyar a quienes luchaban y lo necesitaban.

Tras el desmantelamiento de la infraestructura de falsificación, la policía francesa no pudo recuperar las planchas de impresión de los cheques, lo que obligó al City Bank y al gobierno francés a un pacto con Urtubia.

Lucio fue entrevistado por el periodista español Jordi Evole. En esa entrevista, Lucio explica por que meter mano en los bancos y el placer que ello le causaba.

En la misma entrevista que la pueden obtener en Youtube, el viejo Lucio cuenta como fue la operación contra el City Bank.

Como ya quedó dicho, para Lucio falsificar dólares era una papa. Así fue que se puso en contacto con Cuba.
En La Habana mantuvo un contacto con el Che Guevara cuando este era ministro de Economía.
Lucio Urtubia así lo cuenta.

Lucio y Uruguay

Ahora, ¿por qué este recuerdo de Lucio?

Porque su historia, como ya dije, no se detuvo en España, Francia o Cuba. Su larga y pícara mano tocó Uruguay.

Veamos. Lucio quería inundar el mundo con dólares falsificados y así quebrar a Estados Unidos.

La idea le fue entregada a Fidel Castro y al Che Guevara. Después de analizar la situación, Cuba resuelve no sumarse a la mega operación de Lucio y sus compañeros.

Lucio igual avanzó con la idea.

Los contactos llegaron a Uruguay, con el Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) para armar la mega operación desde nuestro país. La operación no avanzó.

Pero hay algo más, algunos años antes, en 1970.

Un grupo de anarquistas uruguayos, de la Federación Anarquista del Uruguay (FAU), elaboró un plan para obtener recursos casi con la misma técnica de Lucio.

La idea fue contada hace pocos años por un sobreviviente de aquella operación, Augusto “Chacho” Andrés, en una entrevista concedida al semanario Brecha.

La operación era la siguiente: le tenían que llevar unos cheques a un financista de la Cámara de Comercio y que los firmara. El grupo iría a cobrarlos y así hacerse de plata.

Cuando digo que “Chacho” Andrés es el único sobreviviente de aquella operación -fallida porque fueron detenidos- es porque los otros integrantes del grupo anarquista desaparecieron en Buenos Aires en el marco de la represión contra el Partido por la Victoria del Pueblo.

Chacho integró la Organización Popular Revolucionaria (OPR 33). Estuvo detenido en Uruguay en varias oportunidades. Con el golpe de Estado en Uruguay, se va a Argentina. Allí zafa de la represión y vuela a Francia.

En declaraciones a Brecha, el Chacho dice: “Fui, anarquista sobre todo en Francia”.

En medio del Mundial de Fútbol de España, en el año 1982, luciendo como un lord, fue a parar a la puerta de ocho bancos en el centro de Madrid cargando un fardo de cheques falsos.

Afuera de cada sucursal, otro uruguayo, el viejo Fernando O’Neill (“Zapicán”) –un veterano que había abrevado en las ideas libertarias a instancia de su convivencia en la cárcel con los asaltantes del Cambio Messina– aguardaba a su compañero con una maleta que a cada incursión se llenaba de pesetas.

Los cheques apócrifos habían surgido de la obra maestra de Lucio Urtubia.

La operación era simple: en el cheque recibido lucía una firma que había que reproducir –luego de horas de práctica– frente a la helada mirada del funcionario. Sorteado ese paso, restaba cobrar la cantidad consignada. Todo el mismo día, para evitar ser detectado. Lo recaudado iría a la Central Obrera Boliviana.

“Al primer banco entré miedoso. Después ya agarré confianza y empecé a darles charla a los tipos de ahí. Les hablaba de las Malvinas, empezaba a dar línea, a conversar (ríe). Había mucha policía, estaba lleno, esperando que pasara algo. El peor momento para hacer eso. No cobramos mucho. Empecé cobrando pocos dólares, después fui sumando. El viejo O’Neill tuvo que cambiar la maleta que llevaba. Y yo de repente entraba al mismo banco en que había estado y él me avivaba. Yo tenía una ingenuidad a prueba de balas. Me podía haber comido muchos años”, le contó al semanario Brecha. “Chacho” Andrés hizo un libro que se llama “Estafar un banco. ¡Qué placer!”

La vida de Lucio

Lucio Urtubia le robó o expropio veinte millones de euros a lo que ahora es el Citybank. La organización de Lucio repartió entre diferentes luchas, tanto en Europa como en Uruguay y Argentina.

Repasemos entonces: Lucio fue falsificador, proveyendo de documentos falsos a una gran cantidad de guerrilleros y exiliados. En la década de 1960, conjuntamente con otros exiliados, inició sus actividades de falsificación de moneda con la que financiaban a numerosos grupos por todo el mundo, a la vez que procuraban desestabilizar las economías capitalistas.

La acción subversiva más importante de cuantas realizó fue la falsificación de cheques de viaje del banco estadounidense First National City Bank (actual Citibank) en la segunda mitad de la década de 1970. Realizó 8.000 hojas de 25 cheques de 100 dólares cada uno, un total de veinte millones de dólares, lo que estuvo a punto de hacer quebrar al banco, que sufrió una importante caída en su cotización en bolsa.

Estuvo poco tiempo preso. El City le ofreció un trato: que le entregara las planchas con las que falsificó y así se bajó la pena. Lucio aceptó. Pero no le dio al City todas las planchas que tenía…

La vida de Lucio ha sido narrada en libros, reportajes y películas, así como ha servido de inspiración de multitud de canciones de todos los géneros. Su casa es sede del Espace Louise-Michel, donde se realizan charlas, conferencias, debates, exposiciones y proyecciones cinematográficas.

Para terminar, contaré una historia ocurrida en 1984 aquí en Montevideo, un Montevideo que supo recibir tantísimos republicanos españoles.

El señor del que les voy a hablar se llamaba Sol Ladra, un anarquista español que recaló en estas costas. En aquel año, Ladra estaba muy mal de salud, veía poco. En ese año murió en prisión -luego de una huelga de hambre- el tupamaro Adolfo Wassen Alaniz.

El cajón con el cuerpo de Wassen atravesó Montevideo y pasó por frente de la casa de Sol Ladra.

Salió al balcón a ver la enorme columna humana que pasaba cerca de su casa.

Veía apenas algunas manchas. Su visión no distinguía detalles. El féretro avanzaba entre banderas rojas y negras. Eso vio el anarquista Sol Ladra. Tras mirar aquello, regreso al living y le dijo a su esposa: “he visto banderas rojas y negras. Al fin hemos triunfado”.

Linng Cardozo
3 de agosto de 2020

Himno anarquista

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